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Ventajas de un coche híbrido frente a uno eléctrico en uso citadino.

Para poder referenciar algunas particularidades que desde un punto de vista objetivo ubican a los vehículos híbridos auto-regenerativos en una posición favorable respecto al resto de la movilidad electrificada, es importante destacar el ámbito donde se va a utilizar este tipo de tecnología en función de nuestras necesidades.

Es cierto que no existe un solo criterio para tratar de definir cuál es la tecnología más conveniente a utilizar, y no sólo desde el punto de vista de desarrollo tecnológico, sino también por el soporte logístico para repostar energía con el que contamos en función de la región donde estemos viviendo. Por supuesto que este enfoque es el comienzo del análisis que voy a plantear, ya que sin lugar a dudas muchas son las variables que entran en juego para ser consideradas antes de tomar una posición de acuerdo con el entorno en el cual estamos inmersos. Para llevarlo a ejemplos bien prácticos, primero quiero resaltar que el análisis involucra a 4 diferentes tipos de propuestas: 3 híbridos y uno totalmente eléctrico. Dentro de los híbridos, tenemos 2 que son del tipo auto-regenerativos; es decir, que no necesitan de asistencia eléctrica externa para recargar sus propias baterías: una es la micro-hibridación que consta de una pequeña batería de 48 voltios que energiza a un motor eléctrico con poca potencia y que sólo asiste en contadas ocasiones al motor de combustión interna (arranque con vehículo detenido y alguna situación de sobrepaso). La segunda es la más tradicional que consta de un motor eléctrico con una batería un poco más grande que asiste y puede ejercer la gestión de movimiento del vehículo en forma independiente al alternativo, pero con recorridos de pocos kilómetros: su regeneración de energía es por desaceleración, frenado o alimentación directa a través de la recarga llevada a cabo por el motor alternativo. La tercera opción es la híbrida enchufable o Plug-in, que dispone de motores eléctricos de mayor potencia con una batería con más capacidad: acá podría permitir autonomías totalmente ecológicas que oscilan entre los 40 y los 60 kilómetros; a su vez trabajan funcionalmente en forma conjunta o independiente con el motor alternativo. La recarga de la batería ocurre de la misma manera que lo citado en la opción anterior, con el agregado que dispone de la opción de recarga externa mediante una conexión a una fuente fija. Y por último está el vehículo que es propulsado con motores eléctricos que son alimentados por baterías de mayor capacidad cuya fuente de recarga es exclusiva mediante una conexión externa fija. Las diferencias entre estas 4 alternativas pueden ser conocidas por casi todos. Pero mi enfoque apunta a saber apreciar cuales pueden ser los beneficios que logramos o cual sería la opción más acertada de compra en función de mi necesidad cotidiana.

Y como es lógico pensar, me permito presentar la situación en la cual estamos casi todos involucrados con esta prioridad: los traslados diarios al trabajo o compromisos personales de todo tipo; en otras palabras, que auto me conviene comprar ante la necesidad de una elección de adquisición en función de mi desplazamiento o requerimiento diario cercano a mi lugar de residencia. Y precisamente es aquí donde entran en juego algunos puntos a considerar que son importantes. Si lo analizamos desde el punto de vista tecnológico, los que se encuentran dentro de la segunda opción son los que desde hace casi 2 décadas se vienen desarrollando, conjugando lo mejor del motor alternativo con lo mejor de la tecnología eléctrica: ambos mundos están combinados con mucha experiencia. Para la tercera y cuarta alternativa, la evolución es más reciente y viene atada de una serie de consideraciones que debemos tener presentes. Me gustaría que intentemos hacer abstracción de nuestros prejuicios y gustos, y tratemos de situarnos en el mundo real que nos toca vivir, independientemente de la región donde estemos. Entonces todo este fundamento se sustentaría y apuntaría a definir nuestra conveniencia en función de nuestras necesidades y requerimientos diarios. Si también entra en juego la consideración que invertimos la mayor parte de la utilización del vehículo dentro del ámbito urbano, podemos acotar más aún el análisis. Entonces el planteo tiene condicionantes bien concretos: disponibilidad efectiva de poca autonomía diaria, con el consiguiente menor gasto real de consumo de energía para concretar los traslados: es decir, el menor gasto posible. Ahora toquemos el aspecto económico que involucra la adquisición o desembolso propiamente dicho. Al hablar de un vehículo híbrido, sabemos que actualmente tienen algún tipo de incentivo impositivo fiscal, cosa que algunos estados gubernamentales están incentivando, posicionando esta variante como la más conveniente ya que poco va a diferir en precio con respecto al de una compra convencional, ostentando un menor consumo de combustible fósil, comparándola con un mismo vehículo de la misma marca pero sólo con un motor alternativo como fuente de locomoción en el uso citadino; este beneficio económico, proyectado en el tiempo, pasaría a ser un aspecto determinante al momento de la toma de decisión, sin olvidarnos que va a estar contaminando mucho menos ya que más de la mitad del tiempo de circulación en el tránsito, lo hará en modo eléctrico. en cuanto al reposto de combustible, tampoco presenta diferencias con respecto al convencional, porque el tiempo empleado es el mismo y hasta incluso dependiendo de la autonomía que se logra, las recargas pueden resultar más espaciadas. Al referirnos a las otras alternativas, tanto el híbrido recargable como el eléctrico demandan un tiempo considerable, ya sea en un puesto de recarga como en el domicilio particular, aunque se deba buscar la oportunidad durante la noche por practicidad como en el aspecto económico, buscando una tarifa más económica. En cuanto al desembolso de dinero en el momento de la compra, los valores de los híbridos enchufables o eléctricos al 100%, son sustancialmente más abultados, en especial el eléctrico. De lo comentado hasta ahora, podemos resumir que para el usuario medio cuya mayor realización de kilómetros llevados a cabo en el uso citadino (que es el aspecto central de esta nota), sin dudas la opción más racional, práctica y económica en el tiempo, termina siendo el vehículo híbrido convencional, con el plus de generar una menor contaminación ambiental; si bien no se cuentan con muchas variantes de vehículos con micro-hibridación a la fecha, dependiendo esencialmente de la región de la comercialización, ésta quizás sería una buena alternativa viable, aunque con menores beneficios prácticos para lograr una mayor autonomía, ya que ese no es su objetivo ulterior. En cuanto al vehículo híbrido enchufable es la opción intermedia para el uso en ciudad, porque si bien la batería puede ir recargándose en menor proporción con las frenadas y recarga mediante el motor alternativo, necesita que las baterías deban ser recargadas con toma externa para no perjudicar la vida útil de la misma.

Las 2 cosas en contra a considerar pasan por el valor más oneroso que uno debe pagar al momento de la compra, y en cierta forma la servidumbre de la recarga de la batería, ya sea en una toma domiciliaria o en un Wall-box. Y en última instancia, considerando la situación logística actual, sería el auto totalmente eléctrico ya que es el más caro y el de mayor servidumbre logística para repostar de energía a sus baterías. Y hago la mención “por el momento”, debido a que tanto la capacidad, el tiempo de recarga y el costo inicial de adquisición están adaptándose más a nuestras necesidades y posibilidades en esta constante evolución de estas tecnologías. A modo de cierre, me parece justo que al considerar casi con exclusividad el ámbito citadino, el análisis más acertado necesita basarse en dos aspectos que creo son los fundamentales: costo de adquisición y utilización, y por sobre todas las cosas, practicidad de tiempo invertido a la hora de cargar ya sea combustible o energía eléctrica. Probablemente el resultado del análisis para determinar la adquisición de un vehículo para recorrer distancias fuera de la ciudad sea distinto, quedando pendiente éste para otra oportunidad.                   

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Gonzalo Raggio

Desde que era niño, los autos siempre representaron mi mayor pasión y gracias al increíble sentimiento que me mueve nace Insideautos. Mi meta es enseñarles vehículos, conocerlos con ustedes y ayudarlos a elegir la opción de compra más racional posible según sus necesidades.

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