Cuando hablamos de controlar la dirección del auto, enseguida nos imaginamos sentados frente al volante exigiendo todas las herramientas necesarias para lograrlo. Para que eso ocurra queremos que sea con total seguridad y que nos requiera el menor esfuerzo posible, para que podamos disfrutar de un manejo confortable. Esencialmente el sistema de dirección cuenta con el volante que es girado por nuestras manos; solidaria se encuentra la columna de dirección, que es articulada y con la capacidad de colapsar al momento de un accidente, permitiendo separarse y desvincularse en el arrastre de un accidente frontal; una cremallera que vincula el eje de la columna y el sinfín de la caja de dirección, que conecta los extremos de ésta con las ruedas delanteras. Planteado el esquema general para visualizar y entender cómo se giran las ruedas, e interpretar que es un componente fundamental para lograr nuestro objetivo, quiero presentarles brevemente los diferentes tipos que pueden encontrarse en los vehículos modernos. Básicamente se los puede separar de esta manera: mecánica y asistidas; pero éstas a su vez pueden ser hidráulica, electro-hidráulica y eléctrica. Por supuesto que cada una de ellas tiene ventajas y desventajas, pero fueron evolucionando y se adaptaron a nuestras actuales necesidades.
La mecánica es la más sencilla en su construcción y la más económica, pero es la que exige mayor esfuerzo por parte nuestra. No posee ningún tipo de ayuda, y es la que nos demanda mucho al estar detenidos y querer girar las ruedas. Lo mismo ocurre cuando queremos estacionarlo. Para mejorar sensiblemente la situación, y no sólo hablando de lo que se padece en el manejo de autos, sino también en lo que le ocurre a los vehículos que trasladan mucha carga, como es el caso de los camiones, se desarrollaron las direcciones asistidas, que no dejan de ser otra cosa que una caja de dirección mecánica pero con adaptaciones que le permiten recibir una ayuda externa vía una acción hidráulica, o eléctrica o una combinación de ambas.
Ahora voy a explicarles brevemente en qué consiste la dirección hidráulica: un dato no menor es que fue el sistema adoptado por la mayoría de los fabricantes desde el siglo pasado hasta nuestros días. Básicamente actúa por intermedio de una bomba hidráulica que está vinculada cinemáticamente con la correa que mueve la bomba de agua, el equipo de aire acondicionado, el alternador, entre otros accesorios. Quiere decir que necesita de una energía que provee el motor. Esta bomba está conectada a la caja de dirección por intermedio de caños que trasladan el líquido hidráulico. Este líquido acciona sobre ambos lados de la cremallera de la caja de dirección, lo que va a influir directamente sobre el accionar del movimiento. Ahora bien, para entender cómo el circuito habilita el paso del líquido sobre una cara u otra de la cremallera, debemos mencionar que existe un sensor que detecta el movimiento del volante ya sea para uno u otro lado. De esta manera, al detectar el giro hacia un lado determinado, habilita la circulación del hidráulico con una presión determinada por el tiempo que sensa el movimiento giratorio del volante, lo que va presionando al sistema para que las ruedas giren en conjunto hacia un lado. Una vez detenido el movimiento de éste, el sensor cierra el paso equilibrando las cargas en ambos lados de la cremallera. Y cuando se gira en sentido contrario, se produce el movimiento inverso. De esta manera se asiste el movimiento de giro del volante del conductor, disminuyendo notablemente el esfuerzo manual.
La dirección electro-hidráulica es una evolución de la mencionada arriba, destacando que en lugar de tener un vínculo cinemático a través de una correa, se utiliza un motor eléctrico que va conectado directamente a la batería del auto, evitando consumir energía que provee el motor. De esto se desprende que se reduce el consumo de combustible. Si bien el funcionamiento general es el mismo, tenemos un motor eléctrico que alimenta a la bomba hidráulica y ésta asiste a la caja de dirección.
Por último tenemos la más moderna de todas: la dirección eléctrica, que va cobrando popularidad entre los fabricantes de vehículos. Acá sólo contamos con un motor eléctrico que se puede ubicar en la columna de dirección, en el piñón o en la misma cremallera. La tarea a cumplir es la misma: asistir el movimiento para alivianar esfuerzos manuales. En esta oportunidad, tenemos un sistema más simple y sencillo, con menos piezas constitutivas ya que no cuenta con un sistema hidráulico. Esto redunda en una más fácil tarea de mantenimiento y una menor probabilidad de falla. Como mencioné al comienzo, cada una de ellas tiene sus ventajas y desventajas, pero lo más significativo es que con el tiempo han aparecido evoluciones propias de cada una de ellas, y a su vez fueron la evolución de otro sistema.
La mecánica aplica en actividades que por su precisión y rapidez de respuesta, necesita un movimiento sin intermediación y directo, como lo es cuando hablamos de autos de carrera. Y también se aplica en autos de alta producción con la imperiosa necesidad de abaratar costos: los más económicos. Las hidráulicas son las más demandadas en la producción de autos y permiten obtener un equilibrado balance entre comodidad y retroalimentación. Le permiten al conductor realizar maniobras sobre asfalto, resultando lo suficientemente suaves sin generar inconvenientes. Por su parte las eléctricas gozan de muchas ventajas en parte gracias a la tecnología. Una de ellas es que le permite regular la firmeza o dureza en el movimiento de la dirección en función de la velocidad del auto. Esto le permite endurecer el movimiento a mayor velocidad, y la hace más blanda cuando se desarrolla menor velocidad