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Conveniencia entre autos a gas, gasolina, diesel, eléctricos o híbridos

Para los que estamos a punto de cambiar el auto, muchas preguntas surgen a la hora de tomar la decisión, ya que dependiendo de la región que nos encontremos se puede estar más aliviado en la encrucijada, pero hay algunas regiones donde las dudas son más grandes por la diversidad de opciones.

Hasta hace algunos pocos años atrás, la disyuntiva central en la toma de la decisión para comprar un vehículo, más allá de los gustos personales y por el tipo de utilidad que se le iba a dar, el “Talón de Aquiles” era la cantidad de kilómetros que teóricamente iba a hacerles durante el transcurso del año, para establecer cuál era la justificación numérica que inclinaba el fiel de la balanza y ejercía el peso en la decisión. Y un parámetro más o menos aceptado por todos era un estimativo de 20.000 kilómetros al año. Entonces dependiendo del cálculo de lo que costaba el litro de gasolina o el diesel, considerando el rendimiento del motor usado en ciudad o ruta, y comparando cilindradas y potencias necesarias, se podía tener una ligera estima del tiempo que se tardaba en amortizar el capital que demandaba una mayor inversión inicial. Al mismo tiempo entró en conversación el uso del gas natural comprimido (GNC) o el gas líquido de petróleo (GLP), que tenía su público simpatizante en constante aumento a medida que tecnológicamente hablando, los equipos se adaptaban a las distintas unidades iban logrando una performance cada vez más cercana a la que entregaban los combustibles arriba mencionados. Y en este caso en particular, si bien los costos se podían amortizar en pocos años, el problema central era la autonomía que entregaban por capacidad de almacenamiento.

Estos comentarios, que parecen un poco fuera de tiempo, tienen que ver por la intrusión en el mercado de los denominados autos híbridos y eléctricos. Se puede decir que es simplemente una verdadera revolución, no sólo en lo conceptual, sino en los cambios de usos y costumbres que van ocurriendo a medida que nos vamos metiendo en el tiempo. Porque con este nuevo ingrediente, la premisa de los 20.000 kilómetros anuales quedan casi en un segundo plano, porque entran a jugar otros aspectos que son muy importantes: para mí el más importante es el tipo de trayecto que debo cubrir (las distancias), aparte de otros que no se los debe desatender: el costo de adquisición, los beneficios gubernamentales para ir torciendo el rumbo hacia lo eléctrico, sino también la necesaria evolución tecnológica que los hace cada vez más eficientes y con mayor autonomía, yendo de la mano de la necesaria logística de reaprovisionamiento. Entonces considero oportuno resaltar las virtudes y capacidades de cada sistema en función de lo que necesitamos desarrollar como tarea diaria a cubrir, y en el ámbito en el que la debo desarrollar, considerando una premisa indispensable que está vinculada con la autonomía que me puede brindar. Aunque todas las consideraciones que voy a mencionar tienen mayor peso dependiendo de la región donde uno se encuentre viviendo, es necesario acotar que tarde o temprano se va por el camino de los medios de transporte más ecológicos y menos contaminantes.

La característica particular del híbrido, es que tiene una batería de almacenamiento con poca capacidad, posibilitando una capacidad de maniobra adecuada y acertada para los trayectos cortos, aunque no precise recargar su acumulador. Es decir, ideal para moverse en el entorno de la ciudad necesitando desarrollar pocos kilómetros diarios: ir a la oficina, ir de compras, o efectuar trámites. Para nada aconsejable usarlo en ruta, ya que se pasaría a comportar como un vehículo de motor alternativo cualquiera, sin poder lograr recuperar la carga ya que los largos trayectos sin variaciones no permiten recargar. El híbrido enchufable tiene una batería que cuenta con una mayor capacidad, y aunque te entrega un poco más de autonomía, hay que circunscribir el uso a trayectos un poco más lagos que los citadinos, pero sólo significa trayectos de viajes “cortos”.

Y los totalmente eléctricos que tienen un abanico más grande de utilización, donde los menos generosos en autonomía compensan a los que comparten los motores alternativos con los equipos de gas; pero cuidado con los que no tienen una alternativa motríz: cuando se agota la batería, quedamos al costado de la ruta. Y también es cierto que los hay con una mayor autonomía, pero más caros. En todos los casos hay aspectos comunes que pasan a ser temas centrales en la puja por las decisiones.

A modo de resumen bien vale refrescar algunos temas que son muy importantes, independientemente de la región en la que te encuentres: para mí, lo central es considerar cuál sería el tipo de utilización diaria, porque en función de mis necesidades debo orientar la búsqueda, más allá del tipo de vehículo. Por el otro, el tema es la logística de provisión, sobre todo para aquellos casos en los que necesito desarrollar distancias medias y largas, que con los sistemas de propulsión alternativa teníamos ese aspecto totalmente cubierto. Porque por otro lado, dependiendo del avance de esta decisión en cada región de contar con disponibilidad de estas nuevas tecnologías, considero que debemos replantearnos hasta cuándo nos podemos extender con el uso de las tecnologías ya comprobadas, porque en cierta forma es un hecho que en casi todos los países ya empiezan a mostrar con más ímpetu la necesidad de apoyar este cambio cultural, sabiendo que en otras latitudes ya está muy avanzada la transición. Por otro lado, muchas empresas empiezan a presentarnos nuevos productos con quita de aranceles para hacerlos más atractivos y accesibles, y de esa manera poder ensayar ese tan necesario cambio de actitud. Dejo planteadas más incógnitas que respuestas, pero a veces necesitamos replantearnos lo cotidiano para ver las cosas en perspectiva, aceptando que lo que nos parece un tema un poco lejano para afrontar, termina siendo algo más próximo a concretar.

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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1 thought on “Conveniencia entre autos a gas, gasolina, diesel, eléctricos o híbridos”

  1. El tiempo y un mayor conocimiento en las nuevas tecnologías permitirá al usuario final tomar la mejor descicion para adquirir tal o cual, dependerá de los medios que tan objetivos muestren las bondades de uno u otro, es bueno contar con una plataforma que apoye el conocimiento y expansión de los nuevos adelantos …..

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