En nuestro andar diario con nuestro vehículo, nos encontramos con situaciones que pueden llegar a ser comprometidas. Y no necesariamente eso ocurre cuando nos desplazamos en una ruta, ya que cuando lo hacemos en autovías o circunvalaciones que rodean los grandes centros urbanos, es muy probable que nos desplacemos con velocidades que no son altas, dentro de los valores máximos de circulación y que no superen los ochenta (80) km/h. Como se darán cuenta, es una velocidad de circulación que podemos alcanzar en muchas situaciones.
Ahora bien, ninguno de nosotros está exento de tener que realizar una maniobra inesperada para evitar un choque, como por ejemplo cuando debemos cambiar bruscamente de carril para evitar el impacto contra algún objeto que se cruza o se detiene o disminuye considerablemente la velocidad y no tenemos tiempo de reaccionar. En ese momento reaccionamos de forma no predecible y casi instintivamente atinamos a frenar y realizar un movimiento combinado con el volante de conducir hacia un costado. Es una situación difícil, ya que podemos participar de un accidente con consecuencias impredecibles. Pero es en ese momento donde deberíamos contar con la ayuda de un sistema que evite un descontrol del auto que puede terminar mal.
Introduzco aquí el concepto de “Control de Estabilidad” que si bien lo escuchamos mucho, es probable que no tengamos claro cómo funciona y para qué sirve. Es posible encontrarlo con las siguientes siglas: (ESC) control electrónico de estabilidad; (ESP) programa electrónico de estabilidad o (DSC) control dinámico de estabilidad. En líneas generales este dispositivo de funcionamiento electrónico controla el “derrape” del auto ante maniobras bruscas o con circulación con exceso de velocidad en ingresos de curvas. Tener esta ayuda evita casi en un 80% la posibilidad de accidentes. Tiene la particularidad que cuando viene instalado en el auto, está permanentemente conectado, salvo el caso particular en que por el tipo de conducción deportiva y a demanda del conductor, el fabricante dé la posibilidad de desconectarlo. Esta posibilidad genera una responsabilidad y aceptación implícita por parte del conductor, que deberá controlar ante la respuesta “indómita” del auto. Este dispositivo es gobernado por un “cerebro” que toma información de sensores y manda órdenes a actuadores. Está conformado por cuatro (4) elementos que permiten realizar una función complementaria a la del conductor, para evitar el descontrol del auto ante una maniobra por demás exigente. Éstos son: La unidad de control integrada (ECU) y el grupo hidráulico, que ejecuta las órdenes de ésta, mientras va regulando las válvulas de presión de frenado de cada rueda. Por otro lado, la ECU tiene una “comunicación” constante con la gestión del motor con el objeto de reducir la potencia para el momento que sea necesario.
Los cuatro (4) sensores de velocidad de rueda, que curiosamente son los mismos que utiliza el sistema antibloqueo de frenos (ABS). No actúan por fricción, sino que generan un campo magnético que les permite medir la velocidad de la rueda. Son del tipo activo, digitales, precisos y pueden detectar el sentido de giro de la rueda. Un sensor de ángulo de dirección que está ubicado en la columna de dirección, del tipo magnético, que va determinando el ángulo de dirección al ir conduciendo el auto. Este dato, más la velocidad del auto, la presión del freno o del acelerador, permiten calcular la intención de la maniobra del conductor. Y un sensor de ángulo de giro y aceleración transversal, que ubicado en el centro del vehículo registra los desplazamientos alrededor del eje vertical del auto (funciona como un giróscopo) y los movimientos laterales o derrapes (un acelerómetro). De esta manera se puede detectar un cambio en la trayectoria deseada por el conductor. Este sofisticado sistema permite sensar y evaluar hasta 25 veces por segundo los datos obtenidos de los sensores, en función de la forma en que se está conduciendo el auto. De esta forma, al registrar movimientos diferentes a los deseados por el conductor, el ordenador detecta esta situación reaccionando de inmediato pero en forma independiente de él, accionando el sistema de frenos y actuando independientemente sobre la rueda que deba generar una fuerza contraria a la existente, para mantener estable la trayectoria del auto. También acciona sobre la gestión del motor, reduciendo la potencia necesaria. Esta acción es efectiva siempre y cuando estemos dentro de los límites de la física: es decir, a velocidades controlables. Para que un auto tenga este dispositivo, de fábrica debe venir equipado con el sistema antibloqueo de frenos (ABS) y el sistema de control de tracción (ASR).
Como dato ilustrativo, se puede mencionar que si el auto tiene ESP de fábrica, puede venir con una batería de opcionales que hacen a la seguridad, y que los podemos encontrar en vehículos más caros. Éstos son algunos: control de arranque en pendiente, asistente hidráulico de frenos (se acciona en situaciones de emergencia de frenado), control adaptativo de cargas (usado en vehículo que transportan cargas y cambian la posición de su centro de gravedad), el roll over mitigation (controla constantemente el rolido excesivo del vehículo), el indicador de presión de neumáticos, el indicador de mitigación del balanceo de remolque (se aplica por las ondulaciones del pavimento o por el azote de ráfagas de viento), entre otros. El desarrollo tecnológico y una toma de conciencia de actitud personal racional cuando manejamos, nos asegura una conducción aceptable y placentera.