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Consideraciones para poder adaptar nuestro estilo de manejo a los modos de conducción que ofrece un auto híbrido.

Uno de los tantos interrogantes que flotan en el aire porque es un tema desconocido por muchos de nosotros, es saber utilizar los modos de conducción que nos ofrece el fabricante de un auto, para poder compatibilizar y saber aprovechar las diferencias que aportan estos modos en función de nuestro estilo de manejo y más propiamente en esas ocasiones en que necesitamos una respuesta más contundente.

Como mencioné recién, al adquirir un vehículo que debería suplir sus atributos con nuestras necesidades básicas, y de ahí la necesidad de “saber” comprar lo que necesitamos, es importante considerar algunos temas que son importantes: deberíamos comprar un vehículo que atienda nuestras necesidades, pero por sobre todas las cosas se adapte al estilo de conducción que tenemos. Dicho esto, y ya metiéndome en el tema que nos reúne, deseo resaltar que cuando decidimos comprar un vehículo híbrido con recarga regenerativa de energía, seguramente nos hemos enfrentado a algunos interrogantes que siempre aparecen y son bastante determinantes: compro porque me interesa abordar la tecnología híbrida, porque mi uso cotidiano se circunscribe mayoritariamente en el entorno ciudadano y sé positivamente que los valores de consumo son muy bajos, y esto a su vez aporta menor polución; o sencillamente porque deseo hacer este cambio cultural y afrontar el desafío. Por mi parte, lo que puedo aportar es que las razones que llevan a una persona a comprar este tipo de vehículo, es quizás por la totalidad de razones que les acabo de mencionar. Pero cuando entramos al mundo de la hibridación, debemos asumir algunas cosas que no están escritas en ningún manual, sino que aparecen cuando tomamos contacto con el auto. Por lo pronto el auto híbrido es una alternativa de locomoción óptima para el uso en ciudades, tráfico intenso y desplazamientos cortos con muchas frenadas y arrancadas. Este beneficio citadino se desdibuja un poco cuando salimos a la ruta, pero de cualquier manera siempre termina siendo más económico.

Ya ubicados en situación, no creo que haga falta aclarar que el estilo de conducción que puede ir de la mano con un auto híbrido, no incluye precisamente a los que tienen el pié pesado, aunque esto no signifique que las salidas “apuradas” desde la posición de detenido, no llame la atención por la doble gestión del motor alternativo y el motor eléctrico a la vez, que en conjunto pueden “dejarnos con la boca abierta”.  Pero deseo resaltar que el perfil del conductor tipo de un vehículo de éstos, es más tranquilo y hasta cuidadoso buscando casi siempre obtener excelentes registros de consumo de combustible. Pero pese a que el “estilo” es el de una persona más moderada a la hora de conducir, el fabricante nos ofrece alternativas para saber optimizar nuestra demanda de potencia y tener la posibilidad de modificar “la reacción”: para esta situación dota al vehículo con modos de conducción que ya escuchamos hablar en vehículos convencionales: ECO, NORMAL, POWER y uno específico denominado EV, como es el caso del sistema híbrido de Toyota, donde las opciones nos permiten saber aprovechar el potencial que el sistema híbrido nos ofrece. Si me permiten, les voy a comentar las diferencias que presentan y a la vez ofrecen los 4 modos de conducción que recién cité.

El primero es el ECO, que como lo imaginamos es el modo donde se obtienen los consumos más bajos, y la central de gestión prioriza el uso del motor eléctrico. La reacción es más contenida, con progresión gradual dejando lugar a aceleraciones más lentas. El computador busca constantemente economizar y mejorar la autonomía. Además se apoya en la optimización de funciones que están vinculadas con el consumo de energía proveniente de la batería principal, como puede ser el caso de la climatización. Este modo es conveniente no sólo en ciudad, sino que en ruta llanas al manejarse con el control de velocidad crucero y pudiendo aprovechar el aporte del motor eléctrico con velocidades constantes moderadas y logrando el uso de la recarga regenerativa, podría lograr un ahorro superior al 30%, mientras que en el uso citadino los beneficios pueden alcanzar ahorros de combustible de un poco menos al 50%. Sé que son valores muy importantes, pero a la vez ciertos. Pasando al modo NORMAL, hago la salvedad que es el modo con el que se enciende el vehículo. Pero en líneas generales, es el más “equilibrado” de todos, y precisamente esa es la razón por la cuál se inicia la gestión de conducción. Su arranque desde la posición de detenido es más ágil, y el computador va a combinar adecuadamente el arranque del motor alternativo, directamente por la presión ejercida sobre el acelerador, permitiendo mover las ruedas del auto y recargar la batería principal. En todos los casos, la tarea del computador es fundamental, ya que ordena la función por separado o en forma conjunta de los sistemas eléctricos y alternativo, optimizando constantemente el rendimiento energético combinado. Y como si fuera poco, “juzga” instantáneamente la actitud del conductor porque evalúa la presión que ejerce el pié sobre el acelerador. Así como la presión sobre el acelerador es determinante, otra característica muy importante es la habilidad del conductor para saber levantar el pié del acelerador con la antelación suficiente al accionamiento del pedal de freno mecánico, anticipándose a la próxima maniobra de frenado. Esta actitud permite regenerar más energía eléctrica en la batería, y por lo tanto aumentar el nivel de su carga, incrementando la posibilidad de la utilización del motor eléctrico y disminuir el alternativo. Este comentario viene de la mano con el concepto de “estilo de manejo tranquilo”, que termina siendo el adecuado para gestionar de la mejor manera el manejo en la ciudad y el que permite obtener excelentes registros de consumo. Dicho de otra manera, hay que acostumbrarse a manejar de forma ágil pero sin apuro, midiendo la presión sobre el acelerador y buscando anticiparse a futuras maniobras de frenado, como puede ser el caso del tráfico con ritmo lento, detenimiento por semáforo en rojo, entre otras situaciones. Para saber si lo hacemos bién, en el tablero de instrumentos se cuenta con un indicador de consumo de energía, que reemplaza al tradicional indicador de RPM: en su arco de gestión, el indicador se encuentra dividido en zonas, pero la que nos importa es la intermedia, que se denomina ECO: si nuestro manejo se desarrolla dentro de este arco, estamos siendo lo más eficientes posibles; y a continuación viene el sector llamado POWER, que en general es cuando aceleramos más contundente y se enciende el motor alternativo (para mover las ruedas y para recargar la batería a la vez). El modo POWER es el modo de mayor sensibilidad y de mayor respuesta a la hora de acelerar, apreciando en el momento de partir desde detenidos, que el sistema híbrido entrega todo su potencial de forma instantánea, aprovechando el torque inmediato y constante del motor eléctrico, en combinación con el encendido del motor alternativo, que regulados por el computador entregan “todo lo que tienen”. Acá observaremos la mayor potencia en forma inmediata junto a la mayor sensación de agilidad, además de disponer una mayor sensibilidad al pisar el acelerador. Se puede decir que es la situación de manejo donde se obtiene la sensación de mayor deportividad que es capaz de entregar el conjunto híbrido, poniendo en evidencia (por lógica) que los registros que se van a alcanzar van a ser más exiguos que en los casos anteriores, dado que la prioridad pasa por la aceleración más contundente. En última instancia me resta mencionar el denominado modo EV, que sencillamente es el modo 100% eléctrico. Claro está que se lo puede definir como el modo “más silencioso” aunque más no sea por poco tiempo, ya que la poca autonomía que puede recorrer está vinculada con la exigua capacidad energética acumulable de la batería eléctrica principal, y por supuesto a velocidades moderadas. Con este tipo de características, su utilización se limita a recorridos cortos en la ciudad, entrada o salida del aparcamiento privado o público donde no queremos generar gases contaminantes; es el modo silencioso por excelencia y menos contaminante. Y pese a que su capacidad es limitada, el ordenador gestionará el encendido del motor alternativo antes que su nivel de carga se agote por completo.

Esta explicación se complementa con la mención de la última posición que ofrece la palanca de cambios del tipo CVT, y que se denomina modo B (Brake): esta posición es aconsejada de utilizar cuando estamos en presencia de caminos con descensos tanto pronunciados como prolongados, ejerciendo una retención del motor alternativo, y regenerando energía sin someter a tanta exigencia al sistema de freno hidráulico. Hasta acá quería referirme con respecto a la utilización de los diferentes modos de conducción con que se cuenta a la fecha en los vehículos híbridos de Toyota. Y si miramos en retrospectiva la explicación de cada uno de ellos, considero que nosotros podemos  aceptar el desafío y adaptarnos a este nuevo estilo de conducción que propone el sistema híbrido, poniéndonos a prueba para que podamos aprovechar esta tecnología que enriquece nuestra paciencia y serenidad a la hora de conducir en ciclos urbanos tortuosos y atestados de tráfico, y con la posibilidad de contar con una herramienta que entrega muchos beneficios tanto de economía como de menor polución en nuestro medio ambiente. 

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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