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Nuevo material desarrollado aporta esperanzas de una carga rápida de las baterías eléctricas de los vehículos.

Es normal recibir noticias alentadoras que van “esperanzando” el rumbo de los autos eléctricos con la posibilidad de dotarlos con características que con el avance del tiempo, pasan a ser requisitos que un usuario tipo en un comienzo demandaba, y en la práctica eran muy difíciles de satisfacer; sin embargo, hoy son más alcanzables dado que la investigación y el aporte económico para tal fin, comienzan a brindar pasos más certeros en pos de entregar la tecnología más acorde con las necesidades actuales.

También debemos ser justos y aceptar que muchas de las noticias que se van aportando para conseguir estas metas, en algunas oportunidades se van desdibujando. Pero también es correcto remarcar que persiste un esfuerzo muy comprometido en este sentido, porque si bien nuestra región está ajena a estos acontecimientos y solo escuchamos comentarios, por ahí nos enteramos que nos vienen a comprar el litio; pero también es cierto, que la información nos llega para alimentar la esperanza de aquellas personas que en cierta forma están convencidas que este camino iniciado hace algunos años, está vigente y en constante crecimiento y evolución; por supuesto, con inconvenientes de todo tipo, ya que toda transición para implementar cambios de esta envergadura, presenta desafíos muy importantes. Con respecto a este nuevo aporte a comentarles, consiste en el desarrollo de un nuevo material para ser utilizado como ánodo en las baterías de iones de litio del tipo convencional y que tiene la particularidad de permitir una carga eléctrica ultra rápida. En esta oportunidad Japón es la nación que está realizando este aporte, y en particular los científicos del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Japón (JAIST con las siglas en inglés). La noticia nos ilustra acerca de este descubrimiento, que consiste en la obtención de un material polímero de origen biológico que se logra después de sintetizar el poli (benzimidazol); éste es obtenido al calcinarlo térmicamente a una temperatura estable de 800 °C. El resultado final consiste en lograr la posibilidad de preparar un ánodo de carbono con un alto contenido de nitrógeno del 17% en peso, resultado que amerita considerarlo como un verdadero hito. Para calificar el resultado y éxito de la síntesis de este material, su composición y las propiedades estructurales, se le practicaron muchos estudios, entre ellos la microscopía electrónica de barrido en túnel, le espectroscopía Raman y la espectroscopía de fotoelectrones de rayos X. Respecto a esta información, si bien es muy técnica, lo importante a resaltar es la tecnología utilizada para analizar los resultados de este nuevo material. Otra consideración especial, es la comparación en el comportamiento del polímero logrado respecto al uso del grafito común, cargando y descargando las celdas a altas velocidades, demostrando un mejor rendimiento en la velocidad de desplazamiento de los iones de litio. Y respecto a la durabilidad, las baterías con este tipo de ánodo, acusaron conservar hasta el 90% de su capacidad inicial hasta después de unos 3.000 ciclos de carga y descarga completos de forma rápida. Otra ventaja que ofrece este material, es que su fabricación requiere de un método que es sencillo, eficiente y por sobre todas las cosas, bastante respetuoso con el medio ambiente, porque genera menor emisión de CO2, ya que se parte del calcinamiento de un polímero de origen biológico. De este nuevo dato que nos acaban de facilitar, se puede inferir la “teórica” conquista de varios objetivos específicos: alcanzar un tiempo corto de carga completa de una batería (unos 15 minutos para ser comprobados), durabilidad y autonomía, además de la seguridad que son cuestiones claves en esta constante evolución de desarrollos. Pero no todo concluye en estas líneas, ya que los investigadores japoneses aseguran que el uso de esta tecnología podría expandirse en el uso del campo de la electrónica general de consumo, ampliando los horizontes. Después de esta información, resta esperar si en el tiempo se podrá concretar el uso de este polímero en la fabricación de nuevas baterías: de ser así, hay muchos aspectos buenos a considerar y que les he mencionado, además de disminuir la generación de CO2 y provocar un menor consumo de metales raros que sacamos de nuestro planeta y que no son recursos renovables.  

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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