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Así es la versión Ford Maverick Lobo.

Después de 2 años de su llegada al mercado global, Ford presenta una actualización de la Ford Maverick que desde sus primeros pasos fue muy bien recibida como producto por aquellos aspiracionales que desean un vehículo con capacidad de carga, posibilidad de moverse en el off-road ligero y la disponibilidad de disfrutar de viajes saliendo a la ruta.

En esta oportunidad, Ford pretendió con esta versión Lobo ofrecer a sus seguidores una opción más “deportiva”, tal como como lo presenta la marca. Básicamente es la misma pickup compacta, pero con una orientación más deportiva que la de sus hermanas.

Este nuevo facelift le asienta muy bien pese a que solo tuvo cambios estéticos. Y respecto a ese aire de deportividad, sólo se ve reflejado en un nuevo ajuste y puesta a punto de la suspensión; esto se ve reforzado con un ajuste en el sistema de frenos y en la respuesta de la dirección. Y pese a que comparten entre todas las versiones el mismo motor Eco-Boost de Ford de 2.0 litros de cilindrada que entrega 253 CV hermanado con una caja de cambios automática de 7 cambios con levas de accionamiento en el volante del conductor, la versión Lobo recibe una opción de accionamiento del modo de conducción adaptado para utilizar en circuitos. Aunque parezca un poco exagerado, este vehículo promete un desempeño dinámico más acorde y ajustado a la pretensión de poder circular en circuitos, y poder esgrimir esa capacidad ofrecida de acuerdo con los ajustes que antes les mencioné. Las mejoras en la suspensión pasan por bajar el tren delantero unos 13 milímetros, mientras que el eje trasero baja unos 29 milímetros, alcanzando en promedio una baja de la altura total de la pickup en unos 20 milímetros.

Esto baja la posición del centro de gravedad, y consecuentemente mejora la estabilidad y rolido dinámico. Las pinzas de freno portan doble pistón de accionamiento hidráulico, e incorpora algunos componentes del sistema de dirección que tiene el Mustang Mach-E, permitiéndole una respuesta más rápida de intervención. El reparto de torque en las ruedas es dosificado mediante un sistema de vectorización que optimiza el desempeño tanto en su tenida como en su adherencia en curvas, reduciendo la intervención del control de estabilidad. Planteadas estas adaptaciones y mejoras, esta versión deportiva Lobo, suena bastante interesante. Además de ésta, Ford ofrece en el mercado versiones nafteras convencionales y una híbrida con tracción 4WD.

En cuanto a lo estético, y como es norma para estos casos de restyling, su parte frontal recibió un rediseño de sus ópticas, incorporando un estilo similar a la de la pickup Ranger, y un nuevo diseño de la parrilla con terminación en negro brillante al igual que el logo de la marca, que termina siendo un poco diferente al resto de la gama. Del paragolpes hacia abajo, vemos más presencia del color de la carrocería, encontrando modificaciones en el inserto de las luces antinieblas y en la toma de aire central baja. Su perfil conserva el diseño original, pero para agregar ese toque deportivo, Ford decidió pintar los plásticos bajoslos protectores de los pasarruedas y el paragolpes trasero con el color de la carrocería.

Un detalle que resalta, y mucho, es el diseño de las llantas de 19 pulgadas denominadas Turbofán que en esta versión vienen pintadas en negro brillante, recordando a algún diseño parecido que fue montado en aquellas carreras de Rally y que utilizó el recordado Escort RS Cosworth.

Bueno, haciendo hincapié en las particularidades de la versión deportiva Lobo que fueron motivo de esta nota, es de esperar por todo lo descripto que su aceptación va a ser muy buena. Pero independientemente de ello, si la marca del óvalo decide traerla a nuestra región, probablemente sucederá el año entrante. Habrá que esperar para saber si tendremos la posibilidad de contar con su presencia y así poder probarla para experimentar su manejo.  

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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