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BYD sigue apostando por las baterías LFP.

La marca china BYD confirma una vez más, que va a continuar su rumbo de nuevos desarrollos de baterías eléctricas del tipo LFP, ya que desde sus comienzos han resultado exitosas gracias a la utilización y combinación de materiales como el litio-ferro fosfato, los que combinados resultan una fórmula más segura y con un costo altamente competitivo, elementos ambos necesarios para su aplicación en la locomoción de vehículos totalmente eléctricos.

En este mundo del auto totalmente eléctrico, dos son las corrientes de desarrollo de las actuales baterías y que han tenido mayor preponderancia: las de iones de litio (NMC – Níquel Cobalto Manganeso) y las LFP. Si bien las diferencias entre ambas son bastante significativas en cuanto a la densidad eléctrica, capacidad, seguridad y costos de producción, a lo largo de los años las diferentes marcas de autos se fueron volcando a la utilización de ellas en función de las aspiraciones de rendimientos que se esperaban de sus productos. Y dos fueron los aspectos que ejercieron mayor “presión” para que las marcas optaran por elección.

Las de iones de litio son más caras, cuentan con mayor capacidad, pero resultan más inestables a la hora de afrontar un accidente de proporciones. Mientras que las LFP se ubicaron en la vereda de enfrente: requieren de un menor costo constructivo, gozan de menos capacidad eléctrica, pero frente a impactos considerables, han demostrado que son más seguras. Está claro que las medidas de seguridad que se adoptan para la fabricación en son rigurosas, y se pudieron observar nuevas tecnologías aplicadas en el formato constructivo para que hasta incluso sean consideradas como parte de la estructura baja del vehículo, para rigidizar el sistema y se le brinde mayor protección ante impactos. Y mientras se evolucionó en este y otros temas vinculados con la seguridad, en el aspecto constructivo en sí de la estructura eléctrica también se avanzó a pasos con buen ritmo en ambos tipos de baterías. Con el paso de los años, esas diferencias muy marcadas observadas en los “comienzos”, se fue acortando por la evolución misma de los desarrollos, y en la aplicación de nuevas tecnologías que incorporaron nuevos materiales que eficientizaron las mismas.

Si a estas consideraciones le agregamos un “ingrediente” más, no debemos dejar de mencionar a lo que en el ámbito conocemos como al Santo Grial de las baterías eléctricas: las de estado sólido. Esta promesa de las grandes marcas, las cuales están apostando muy fuerte para ser las primeras en alcanzar la meta y aplicarlo en la construcción a escala, que esencialmente es el gran escollo con el que están luchando, representan una nueva y futura generación de baterías que prometen ser más pequeñas en tamaño, más livianas, con mayor densidad y capacidad eléctrica, aportando más autonomía, y sobretodo que el costo de fabricación sea más bajo. En este contexto, los datos auguran que, en un futuro próximo de mediano y largo plazo, probablemente los vehículos eléctricos podrán realizar largas distancias sin detenerse a repostar energía gracias a la autonomía que dispondrán, pero a su vez, cuando lo hagan recuperarán energía requiriendo muy poco tiempo, acercándose al que necesita para repostar combustible un vehículo con motor de combustión interna. Actualmente, cada marca continúa con su estrategia apostando a una mejora continua de sus productos para alcanzar más confiabilidad y seguridad. Presentado este marco de referencia de la actual situación, paso a comentarles que BYD confirmó que está trabajando en una nueva generación de baterías LFP, aspirando a desarrollar un producto que entregue hasta unos 1.000 kilómetros de autonomía según el ciclo de medición CLCT que maneja China, consolidando los objetivos centrales que argumentan el status actual de este tipo de combinación de productos constitutivos, los cuales aseguran mayor durabilidad, menor costo de fabricación por la utilización de metales que no son tan costosos, pero sobretodo más seguras que las que están construidas con iones de litio.

Respecto a este último tema, la seguridad es un objetivo fundamental a la hora de proteger a los ocupantes de un vehículo ante un evento o siniestro significativo; por tal motivo BYD asegura que sus baterías LFP tienen una alta estabilidad térmica, en contraposición con la que ofrecen las baterías de litio de tercera generación, ya que estas últimas pueden incendiarse como fue totalmente comprobado en pruebas de destrucción realizando una penetración con clavos en un banco de pruebas, en simulación de un accidente. Por otro lado, BYD garantiza que su batería del tipo Blade no genera ni humo ni fuego; este último dato es fruto de estadística respaldada por millones de vehículos que se están utilizando y no han reportado incidente de combustión espontánea. Bien es sabido, que son pocos los coches eléctricos que terminan ardiendo, tomando conciencia a su vez, que el fuego termina siendo uno de los mayores factores de riesgo a la hora de circular con un vehículo eléctrico.

Redondeando la nota, quiero resaltar que la evolución en los desarrollos de las baterías, auguran un futuro con mayor participación de la movilidad totalmente eléctrica, en los diferentes mercados regionales, haciendo la salvedad de la necesidad de contar con políticas de estado tendientes a fortalecer la inversión en la distribución de energía eléctrica, sobretodo en aquellos países donde la mirada hacia este tipo de uso de energía, aún no está consolidada.

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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