Sobre este tema hay muchos mitos. Pero debemos tener presente que los comentarios sin fundamentos terminan en conversaciones no productivas. Por tal razón, quiero presentarles unos conceptos que se basan estrictamente en datos técnicos, y formularles un consejo personal cuyo único objetivo es preservar la “salud” del motor de nuestro auto. Debemos aceptar que “siempre” o en forma reiterada se nos cruzó en nuestro pensamiento al llegar a una red de servicios y pararnos al costado de un grifo, tomar la decisión de llenar nuestro tanque de combustible y recargarlo con un combustible con el ojo puesto en nuestro bolsillo. Bueno, lamento decirles que el propietario de un vehículo con una motorización determinada, donde el fabricante recomienda la utilización de un combustible con una especificación técnica, DEBE usar el combustible acorde con el octanaje detallado, ya que técnicamente hablando, el fabricante realizó todo tipo de estudios y ensayos para verificar los resultados óptimos deseados después de centenares de horas en bancos de motores.
Y para corroborar lo antes dicho, los fabricantes después de exhaustivas pruebas, comprueban muchos parámetros en el banco, pero con posterioridad proceden a la apertura de los motores: este procedimiento les permite revisar y chequear muchos sistemas internos pudiendo comprobar el desgaste, afectación superficial de determinadas zonas y oxidación de metales. Dentro de las tareas, surge establecer cuál es el estado de los metales que estaban en contacto con el combustible; en este apartado, se hace hincapié en las piezas que integran el dominio de las cámaras de combustión en su composición completa, incorporando los inyectores de combustible, las válvulas, culatas o tapas de cilindro, camisas de cilindros, pistones y conductos de escape, terminando en los catalizadores.
Con este procedimiento pueden captar la presencia o vestigios de residuos o manchas que dan por sentado el comportamiento del combustible bajo exigencias; y así aceptar la performance de un determinado combustible. Aquí el fabricante evalúa estos parámetros, junto con el rendimiento general del motor que va ensayándose, y así poder optimizar el rendimiento general. Creo que una vez planteado y explicado este punto, donde quiero poner énfasis es en el hecho que el fabricante recomienda un determinado tipo de combustible ya que comprobó que es el más idóneo y conveniente para lograr el óptimo rendimiento térmico del motor.
Ahora considero conveniente referirme a un concepto que es importante tener claro, ya que nos va a ayudar a nosotros, los usuarios, a entender un poco más el porqué de cuidar nuestros motores. El término “octanaje” de un combustible se lo define como “la capacidad antidetonante para resistir la compresión a la que es sometida la mezcla combustible-aire en la cámara de combustión del motor, y que sólo ante la presencia de una chispa aportada por una bujía se inicia la combustión”.
Esto quiere decir que si un combustible tiene mayor número de octanaje, hay una mayor resistencia a que combustione ante la compresión del motor. Por el contrario, ocurre lo inverso al tener menor octanaje. Lo que sí no hace falta explicar, es que el dilema que se le presenta a un usuario es por la notoria diferencia de precios entre los combustible con diferente número de octanos: a mayor octanaje, mayor precio. Pero cuando deseamos emplear un combustible más económico, debemos hacernos una serie de preguntas que nos generan dudas y que es bueno comentarlas. Una de ellas consiste en saber si el motor sufre algún tipo de daño cuando utilizo un octanaje diferente al recomendado por el fabricante. En primera instancia, debemos resaltar que NUNCA se debe usar un octanaje menor al recomendado por el fabricante, porque se pueden producir detonaciones (llamadas comúnmente “cascabeleo o pistoneo”). Pero en el corto o mediano plazo se pueden producir daños muy significativos y onerosos.
Una pregunta muy común entre los usuarios, es saber si al utilizar mayor octanaje, logramos mayor potencia. La respuesta es que NO aporta mayor potencia, ya que ésta va de la mano con la relación de compresión que tiene el motor. Es decir, que si se aumenta la relación de compresión, se aumente la potencia, pero necesariamente debo incrementar el octanaje en el combustible a utilizar. Pero ese dato lo establece el fabricante. La otra incógnita se refiere a que si aumento el octanaje, mejora sustancialmente la autonomía del auto. Y la respuesta es NO, ya que aunque utilice mayor octanaje al requerido, no va a disminuir ni mejorar el consumo en general. Otra duda es acerca de si el hecho de usar diferente octanaje al recomendado, hay variación en la emisión de gases contaminantes. Y la respuesta correcta es que se debe utilizar el establecido para que no afecte la polución, ya que el fabricante previó este aspecto cuando realizó el desarrollo del motor. Después de haber analizado brevemente algunos cuestionamientos que nos hacemos en privado y en charlas de amigos, creo que no hay dudas que se DEBE utilizar sin excepción el combustible que recomienda el fabricante. Debemos entender y asumir que una inversión y desarrollo llevada a cabo por especialistas, nos deben marcar el rumbo a seguir, sin tantos cuestionamientos, porque las consecuencias siempre las vamos a sufrir nosotros los usuarios. Por tal motivo, sugiero que no hagamos improvisaciones sin fundamentos, ya que nuestro motor puede padecer males que se van a reflejar en nuestros bolsillos.