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¿Cuán importante es para nosotros tener un vehículo seguro?

Esta pregunta que resulta en primera instancia un poco obvia e innecesaria, no siempre ocupa el primer lugar dentro de nuestras preferencias a la hora de decidir el tipo de vehículo que voy a comprar. Y por supuesto que este comentario viene de la mano de muchos ejemplos que nosotros mismos encontramos a nuestro alrededor, cuando comentamos entre familiares, amigos y conocidos acerca de los aspectos que terminan siendo importantes en el momento de la adquisición.

No sería descabellado mencionar que hoy podemos encontrar potenciales clientes que priorizan aspectos que cubren más expectativas de lujo y confort, en lugar de hacer mayor hincapié en el rubro seguridad. Y quiero dejar bien claro que mi punto de vista siempre va a tener una valoración de crítica constructiva, teniendo como norte un enfoque orientado hacia la seguridad.  Tan es así, que los efectos de esta palabra no se pueden ver plasmados en cosas tangibles que podamos ver y que nos gusten. Sino que por el contrario, sencillamente no las podemos ver pero están: se hacen presentes cuando en el momento más inesperado y menos deseado necesitamos una ayuda, asistencia o solución inmediata a una determinada situación crítica. También valoro esta situación desde el punto de vista del desconocimiento, ya que no necesariamente todos los potenciales clientes conocen las virtudes de los sistemas y asistencias a la conducción con la que hoy los fabricantes presentan sus productos. Y es acá donde quiero detenerme un momento para transmitirles conceptualmente lo importante que es poner en primer orden el aspecto de la seguridad, por encima de lo estético, confort y gustos personales; así y todo, este comentario no contradice el hecho de que uno puede comprar el auto de su gusto, pero con la salvedad que el tema seguridad está a la cabeza del análisis del abanico de oferta de productos. Es importante la consideración porque en el auto nos subimos nosotros, pero también nuestra familia y amigos. Si bien muchos vehículos modernos empiezan a contar con varios sistemas vinculados con el apartado seguridad, dependiendo de si es una marca generalista o premium, también es cierto que los diferentes modelos cuentan con varias versiones y es acá donde deseo detenerme. Partiendo de la base que hoy no podemos aceptar que un fabricante nos ofrezca en el mercado algún vehículo sin un mínimo de equipamiento de seguridad tanto de accionamiento activo como pasivo, no pueden faltar bolsas de aire (airbags), freno con sistema antibloqueo (ABS), distribución electrónica de frenado (EBD), sistema   de anclaje de sillitas de traslado de bebés (ISOFIX), y sobretodo el tan necesario control de estabilidad (ESP), que lamentablemente no todos los fabricantes lo montan de serie en todas las versiones de sus modelos.

Y aunque nuestra vida se desarrolle normalmente en un auto dentro del tráfico de una ciudad o salgamos poco a la ruta, nunca vamos a saber cuándo vamos a necesitar de esos “servicios” que terminan siendo imprescindibles en momentos inesperados y en situaciones poco predecibles. Debemos tener en cuenta que no necesariamente debemos desplazarnos a altas velocidades para requerir de estos sistemas de ayuda a la conducción, sino que por el contrario a veces se nos presentan situaciones donde las inclemencias del tiempo o el estado del asfalto (arenilla suelta, barro, esquiva de pozos, lluvia, etc.), hacen que debamos contar con ellos. Acciones bruscas entre los 60 y 80 km/h necesitan de una reacción acorde del vehículo para asegurar la trayectoria. Y como comentario personal, aconsejo que la elección del vehículo se incline hacia la versión que disponga indefectiblemente el Control de Estabilidad (ESP).

También tengamos presente, que hoy hay innumerables sistemas que apoyan la conducción, pero en particular me estoy refiriendo a los que son más de uso masivo. Ahora bien. No todo pasa solamente por estos requisitos, sino también por contar con una estructura que responda eficientemente ante un accidente. Sin dudas los autos modernos cuentan con monocascos que han sido diseñados con materiales que aportan rigidez torsional y deformación programada, cuyo único objetivo pasa por preservar la estructura central del vehículo preservando la vida e integridad de nosotros, los ocupantes. Esta referencia se remite a los diferentes ensayos de reproducción de siniestros “reales” que se llevan a cabo con vehículos de serie y que se analiza la respuesta en conjunto de la estructura y de la protección de los ocupantes con los sistemas de protección “pasiva” como son la cantidad de bolsas de aire y los anclajes de sillitas (ISOFIX), comprobando la respuesta frente a eventos frontales y laterales. Estos ensayos los llevan a cabo entidades reconocidas a nivel internacional (Euro NCAP, Latin NCAP, IIHS) donde se le asigna una valoración que va de 0 a 5 estrellas, donde la máxima calificación está representada por el valor 5.

Quiero remarcar que la valoración obtenida se ve sustentada no sólo por los resultados obtenidos posteriores al impacto, sino también por la cantidad de sistemas de asistencia y apoyo a la conducción con que cuenta el vehículo, aunque no son utilizados en las pruebas, pero que influyen en la valoración final. Presentado el tema de esta manera, considero que nos debería hacer pensar mucho acerca de lo que significa la palabra “seguridad”. Después de esta presentación, quiero mencionar que al comienzo de la charla les decía de la importancia que revestía este concepto que no deja de ser casi obligatorio a esta altura de los acontecimientos. De cualquier manera, mi deseo es llevarlos a considerar que independientemente de lo que nos gustaría tener en nuestro nuevo auto para llenarnos de placer, es aconsejable primero considerar cuán equipado en seguridad está, para luego elegir lo estético y el nivel de equipamiento de confort, ya que los fabricantes se esfuerzan cada vez más en vendernos autos muy bonitos. Nunca olvidemos que lo que pagamos en seguridad al momento de la compra, probablemente nunca lleguemos a utilizarlos, pero al no tenerlos en casos extremos, ya es tarde y más caro. 

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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