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El deseo de tener un Sport Utility Vehicle (SUV).

Es un fenómeno que se lo puede considerar de carácter mundial, cambiando la tendencia de compra de sedanes y hatchs por un vehículo más versátil.

No es un comentario menor el hecho de afirmar que existe una tendencia a nivel global, que tanto los núcleos familiares como los deseos personales, se inclinan por alcanzar un vehículo que le permite tener un poco más de comodidad, amplitud y versatilidad en un auto que facilita la concreción de diversas tareas cotidianas. Y básicamente podemos decir que este nuevo concepto de auto, ha sido pensado con una visión para cumplir con una multiplicidad de funciones que nos permiten desarrollar todo tipo de actividades, tanto en la ciudad como en la carretera o fuera de ella, permitiendo abrir nuestra imaginación en el disfrute diario, de fin de semana y de viaje.

Si analizamos objetivamente, podemos observar algunas diferencias estéticas, y que se aprecian a simple vista: presentan un mayor despeje con respecto al suelo, y gozan de un espacio interior más grande y ligeramente más elevado el techo, brindando una percepción de mayor amplitud. En general, el conductor se encuentra sentado frente al volante en una posición más elevada con relación a los sedanes o hatchs: esto brinda un acceso más cómodo y fácil a la cabina, y genera una sensación de mayor “presencia” ante el resto.

Pero por sobre todas las cosas, los conductores buscan “imagen”, diseños un poco más atrevidos, campestres y aventureros. Un medio que les permita también moverse con facilidad en las calles de la ciudad, pudiendo sortear satisfactoriamente todo tipo de dificultad: roturas de pista, huecos y rompemuelles. En ese afán por complacernos, los fabricantes basados en los turismos, revisaron y adaptaron las suspensiones, pusieron énfasis en la adaptación de la potencia necesaria y su entrega, en algunos elementos mecánicos y por sobre todas las cosas, incrementaron el espacio interior, inclusive aumentando el espacio de carga. Ahora bien. Cuando planteamos la posibilidad o conveniencia de disponer de  tracción a un eje o a ambos (4×2 o 4×4), debemos tener en mente ciertas consideraciones que van a estar directamente relacionadas con el uso que le voy a dar al vehículo. Pero antes de realizar este análisis, es necesario entender que este tipo de vehículo no fue concebido como los “todoterrenos” para transitar rutas rústicas y exigentes, adentrándose a terrenos difíciles, amagando trepar montañas.

Dicho esto, y teniendo en cuenta que los fabricantes han enfocado el esfuerzo del desarrollo en función de lo mencionado en párrafos anteriores, nos debemos preguntar si necesitamos una tracción integral para el manejo citadino y aventurarnos a viajar por nuestras rutas. Sería muy osado de mi parte responder por ustedes, pero desde mi punto de vista práctico y técnico, la respuesta es NO, ya que alcanza con el desarrollo y entrega de la potencia a un solo eje para realizar este tipo de manejo en lugares de tránsito normal. Consideremos también que existen tracciones a ejes delanteros o traseros. Y que la mayoría de los fabricantes optan por la tracción delantera directriz, antes que la trasera, para poder sortear en forma más eficaz algunas situaciones con arena, barro o nieve. La opción trasera se utiliza normalmente para uso más deportivo.

Pero esta opción de tracción a un eje, cuenta actualmente con una batería de ayudas que nos permiten disfrutar de un manejo más seguro y confiable. Y si optamos por alejarnos del asfalto, vamos a poder tener un manejo más predecible. Aparte, no olvidemos que de fábrica vienen montados neumáticos con un caucho y dibujo apropiados para realizar un tipo de manejo normal. Por lo tanto, si nos aventuramos a terrenos un poco difíciles, es probable que el desempeño se vea opacado o tengamos dificultades para afrontar tales eventos. También debemos saber que los fabricantes que optan por ofrecer una tracción integral, prevén la disponibilidad de motores con una mayor entrega de potencia para repartir a ambos ejes; esto implica que la adaptación a este tipo de tracción, necesariamente se le incorpora al vehículo un peso extra que en algunos casos llega a ser como el de una persona mediana.

Presentado en líneas generales el concepto de lo que significa acceder a un SUV, quiero refrescar algunos aspectos que fui enunciando, para que a modo de resumen, tengamos claro algunos pros y contras para posteriormente evaluar la conveniencia de una futura adquisición. Por un lado, es un vehículo más práctico, cómodo, versátil y nos genera una sensación de “prioridad de paso” ante el cruce de pistas. Pero tiene el centro de gravedad un poco más elevado que el de un turismo, lo que representa una mayor inclinación en curvas y maniobras bruscas. También, más allá de ser moda el hecho de adquirir uno, nos permite circular en caminos que no están en perfecto estado, y sortea los inconvenientes con mayor soltura. Por todo esto, cabe acotar que el precio final para adquirir uno de ellos, resulta más oneroso que un sedán o hatch de la misma marca y del mismo tamaño o grupo: ya sea un citadino pequeño, uno mediano o uno grande.

Por otro lado, debemos diferenciar las bondades de tener una tracción integral con respecto a una tracción simple. Sin dudas otorga mayor seguridad en situaciones imprevistas cuando estamos manejando, y nos encontramos con la sorpresa de arenilla, agua o barro circunstancial; de hecho este sistema aporta tracción inmediata en todas las cubiertas, pudiendo reaccionar con mayor efectividad y mejor control de la situación. Pero no nos olvidemos del bolsillo, ya que de hecho son más caros al ser adquiridos, y al tener que arrastrar más peso por su configuración, el consumo de combustible es mayor: o sea, mayor polución. Y estructuralmente, el hecho de tener que trasladar al eje trasero la potencia a las ruedas mediante un eje de transmisión, necesariamente se debe penalizar el interior de las bancas traseras, ya que necesitamos un abultado túnel de transmisión, que provoca molestias para ubicar los pies del tercer pasajero. Y probablemente, la maletera se va a ver perjudicada con un menor volumen de disponibilidad, para poder ubicar por debajo del piso, el anclaje del sistema de transmisión. Otro detalle pasa por el desgaste de los neumáticos, ya que al rodar y traccionar los cuatro a la vez, se genera  mayor desgaste y lo hacen en forma más pareja, independientemente de su rotación habitual. Planteados los aspectos buenos y malos, si decidimos adquirir un tipo de vehículo con características de SUV, más allá del gusto personal y de la necesidad diaria, debemos poner en la balanza de equilibrio todo lo enunciado, pero haciendo especial hincapié en el lugar donde voy a utilizar mi auto normalmente.

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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