Si bien la tendencia a nivel mundial es la de disminuir la contaminación ambiental, muchos son los factores que hay que atacar basados en la experiencia práctica para lograr bajar el nivel de generación de gases tóxicos producidos por la combustión de derivados del petróleo usados en los motores. En la evolución tecnológica, se lograron muchos desarrollos que se tradujeron en hitos responsables de mejoramiento en el tratamiento de los gases calientes y quemados que son desechados mediante el sistema de escape de nuestro auto. Y dependiendo de la región donde se vive, las experiencias con motores alternativos va teniendo una tendencia a la sustitución de los petroleros por gasolineros. Y en el tiempo, se van insertando los híbridos y eléctricos. Pero en el mientras tanto, se siguen haciendo aportes cuyo objetivo primordial es tratar de optimizar la combustión final de los gases que son derramados al medio ambiente. Y un gran aporte lo realizan los llamados “filtros de partículas de motores petroleros (gasoleros)”.
Y como no todo es color de rosa, es un elemento que requiere de ciertos cuidados, para evitar algunos dolores de cabeza. Por lo tanto requiere de un conocimiento de su función por parte del propietario, y de algunos cuidados que más adelante les voy a explicar. En el ámbito automotríz, las marcas lo denominan como FAP o DPF, ya sea por las siglas en francés o inglés. Este dispositivo se encuentra en la línea de escape de gases del auto, y está conformado por un material poroso cuya función es atrapar todas las partículas sólidas que van quedando de la combustión sin quemarse; a éstas se las conoce con el nombre de “carbonilla”, que son de color negro y que salen de la cámara de combustión arrastrada hacia el exterior por los gases quemados. Este filtro es saturado por acumulación de carbonilla después de recorrer unos 400 kilómetros o más, y luego se produce en forma automática un proceso que se denomina “regeneración”, que consiste en quemar y arrastrar los últimos residuos al exterior.
Este procedimiento consiste en inyectar un pequeño porcentaje de combustible adicional al inyectado normalmente, durante algunos minutos, generando un incremento en la temperatura de los gases de escape con una temperatura superior a los 600°C, permitiendo quemar casi todos los residuos. De esta forma se logra auto-limpiar el filtro. Debemos tener cuidado y prestar atención, ya que una vez que comienza el proceso de “regeneración” o limpieza, que se lleva a cabo con el motor en marcha, no se lo debe interrumpir durante los 15 o 20 minutos que lleva el proceso, dado que al no completar el ciclo, y si se lo interrumpe en un par de oportunidades más, el filtro se obtura y no deja circular los gases de escape. Este inconveniente es muy oneroso, y se debe recurrir a un taller especializado para su limpieza forzada o directamente su reposición.
Para tratar de entender la función de este elemento, podemos visualizarlo haciendo memoria y recordar cuando íbamos por detrás de un vehículo petrolero y veíamos que cuando aceleraba emanaba chorros de humo negro denso, insoportables y contaminantes. Bueno, este dispositivo permite atrapar esa enorme cantidad de partículas sin quemar (carbonilla) y las quema de una forma masiva en poco tiempo. Por eso los motores modernos llevan este filtro y permiten contaminar mucho menos. En la actualidad existen 2 tipos de filtros de partículas: con y sin uso de aditivo. El que NO utiliza aditivo es el que se ubica inmediatamente posterior al colector de escape y pegado al turbo. Esta localización permite que la temperatura de trabajo sea muy elevada, facilitando la combustión de las partículas. Otra alternativa puede ser cuando el filtro se ubica alejado del colector, colocando un inyector de gasoil antes del filtro y al enriquecer la mezcla se eleva la temperatura y permite la combustión de la carbonilla. La vida útil de éste, en general coincide con la del auto. Los que utilizan aditivo se caracterizan por estar alejados del motor, y se le agrega aditivo al gasoil, el cuál al entrar en contacto con las partículas, activa la incineración. Este aditivo se deposita en un depósito anexo y se lo rellena con una periodicidad promedio de unos 100.000 kilómetros.
Uno puede entender por qué se hace hincapié en el mantenimiento preventivo, pero lo terminamos de aceptar cuando nos tocan el bolsillo. Entonces, puedo recomendarles algunos detalles que debemos tener presentes y que nos van a permitir evitar algunos dolores de cabeza. Por ejemplo evitar apagar el motor mientras se lleva a cabo el proceso de regeneración, y nos damos cuenta ya que el auto tiene una luz testigo que nos pone sobre aviso. Se pueden utilizar lubricantes específicos que vienen preparados para soportar la suciedad que se produce cuando se inyecta más combustible del necesario mientras se realiza la “regeneración”. Seguramente el fabricante del vehículo tiene un plan de mantenimiento detallado en el manual del auto: entonces respetémoslo. Se sugiere evitar la utilización del auto para recorridos muy cortos, ya que no se logra obtener la temperatura superior a los 600°C que permite combustionar las partículas residuales. Si utilizás el vehículo durante mucho tiempo en la ciudad, es probable que notes una merma en la potencia y rendimiento general del motor: seguramente el filtro empezó a obturarse y es aconsejable sacar el auto a la ruta y andarlo a unas 2.500 RPM durante varios kilómetros, permitiéndole al sistema realizar la “regeneración” necesaria y su consiguiente desobturación. Nuevamente voy a apelar a la toma de conciencia, recordándoles que necesariamente debemos prestarle atención a nuestro querido vehículo, que no sabe hablar pero expresa necesidades indicándonos síntomas que nos permiten cuidarle la salud.