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La evolución en el desarrollo de nuevas baterías eléctricas apela a diferentes estrategias para su construcción.
En este mundo automotriz convulsionado por las variadas tensiones que se van generando a medida que las regulaciones y los costos de fabricación de las baterías eléctricas entran en disputa, los diferentes materiales que se van empleando en su construcción constituyen la llave maestra para presentar las opciones más convenientes.
Las personas que estamos interiorizadas con este tema tan urticante, como lo es la utilización de ciertos materiales que son tan cuestionados por las actuales condiciones con las que se los pueden obtener, pero que normalmente no se considera hacer hincapié en mejorar las condiciones de extracción, estamos presenciando una película que tiene muchas aristas. Por otro lado, al hablar de baterías eléctricas utilizadas para la propulsión, inexorablemente se cae en una disputa de posiciones. Si bien mi nota no quiere resaltar esta situación, es evidente que no se puede tapar el sol con una mano. Dicho de esta manera, es lógico pensar que en la cabeza de aquellos que toman decisiones trascendentales, como puede ser el giro hacia la locomoción eléctrica con el transcurso del tiempo, deberán afrontar conflictos de todo tipo, y seguramente se irán adaptando las medidas complementarias en función de la propia evolución y mejor calidad de vida por la que idealmente el ser humano brega. Ahora bien, aunque aparentemente todo esfuerzo esté encaminado hacia un beneficio económico, este mismo objetivo obliga a adaptar posturas conflictivas. Ustedes se preguntarán adonde estoy apuntando: con este preámbulo quiero resaltar que el gran tema de discusión pasa por el empleo de ciertos materiales que se emplean como componentes. Bajo ningún punto de vista quiero justificar o denostar posturas al respecto, sino que sencillamente deseo plantear un punto de vista de lo que considero está ocurriendo. Al respecto, creo que el gran objetivo que se ha fijado casi unánimemente, es abandonar en breve y por completo, el uso del cobalto como elemento básico para conformar el cátodo de la batería, que aporta de forma muy contundente en la densidad de conducción de iones, cuando el otro componente importante es el ion de litio como parte del ánodo de la batería. La buena noticia es que desde hace unos años, todas las empresas están concentradas con su esfuerzo en desarrollos e investigación para utilizar materiales más amigables; por lo tanto, el abandono del cobalto es un objetivo claro. También debemos tener presente que en esta disputa real, el futuro usuario para convencerse de hacer este cambio de movilidad, debe tener claro que le debe convenir económicamente, y por el momento, lejos de ello, los precios de los vehículos eléctricos son mucho más caros que los de propulsión convencional, pese a las ayudas o subsidios gubernamentales. Y como si eso fuese poco, hay que sumar el efecto de la distribución logística de recarga de energía, y que de acuerdo a la región donde estemos parados, la realidad es muy diferente.
En cuanto a la recarga, los sistemas eléctricos de los vehículos ya están mejorando su capacidad de admisión de potencia externa, lo que permite bajar considerablemente los tiempos para la recarga; también hay en estudio, sistemas de recarga mediante inducción de energía, como acontece actualmente con la recarga de nuestros celulares inteligentes. Sin dudas, estos temas son los que están en constante evolución, avanzando a pasos muy rápidos y los que en cierta forma marcan el rumbo y las condiciones de contorno de esta situación. Retomando el tema de abandonar los materiales considerados como conflictivos, permite a su vez la incorporación de materiales que son más sostenibles, que aportan mayor autonomía y hasta incluso más baratos. Estos condimentos son los que prometen un futuro abaratamiento de las baterías, ayudados en mayor medida por su fabricación a escala. Para ejemplificar lo que acabo de comentarles, voy a mencionar un caso (de muchos que hay) que están empleando algunos componentes materiales más sostenibles y menos cuestionados: la Start-up china llamada SVOLT, patentó hace poco tiempo una nueva batería de níquel y manganeso (denominada NMX) libre de cobalto y ya ha comenzado a fabricar a gran escala, prometiendo una disminución considerable en sus costos.
También asegura un incremento en la autonomía entre recargas y un aumento de los ciclos de carga en su vida útil. Respecto a las fábricas de baterías que son grandes proveedoras para las diferentes marcas de autos, en general todas están con la premisa de ir disminuyendo progresivamente la utilización del cobalto, para en un futuro no lejano prescindir definitivamente de él. Al margen de este desafío, debemos siempre tener presente que indefectiblemente los costos de fabricación de las celdas deben ir disminuyendo considerablemente, porque si queremos disponer de un vehículo eléctrico más accesible, los costos a escala deben ser mucho más bajos. De la mano de este comentario, debo agregar que prácticamente el 40% del valor del vehículo, lo representa la batería. Ante esta realidad, indefectiblemente los costos que conlleva su construcción, deben ser sensiblemente menores. Bueno, espero que este breve comentario les aporte algunos datos y aspectos que considero bastante relevantes a la hora de estar actualizados con lo que está aconteciendo en esta carrera hacia la locomoción eléctrica, con sus aristas propias de la evolución tecnológica que nos van posicionando críticamente en el transcurso de esta evolución.