Demás está decir que todos nosotros queremos ver impecable el estado de nuestro auto. Pero debemos considerar que normalmente no sabemos analizar con qué profundidad, dedicación y periodicidad debemos dedicarle un poco de tiempo. Ustedes pensarán que estoy exagerando un poco, pero les voy a sintetizar unos conceptos que argumentan este enfoque. Lo primero que quiero destacar es que el hecho que se lo vea limpio estéticamente, no garantiza para nada que en sus entrañas y recovecos lo esté. Dicho esto, creo necesario ubicarnos en lo que se conoce como el “tipo de profundidad” de limpieza. Para desmenuzar la información separemos por etapas la ejecución de los diferentes tipos de lavados: uno exterior, que involucra toda la carrocería, las cubiertas y la parte interna de los guardafangos (guardabarros). Uno interior que abarca toda la cabina incluída la maleta. Otro enfocado en el vano del motor y capot interno. Y por último uno que se realiza esporádicamente y que es muy importante: el de los bajos del auto. A medida que detalle cada fase, encontraremos detalles que quizás nunca los tuvimos en cuenta.
Bueno, empecemos con el exterior. En este caso es muy importante considerar que para realizar la tarea debo proteger el auto del sol directo, comenzando con un previo mojado de toda la superficie sin pasar ningún tipo de trapo o cepillo, porque la idea es ablandar la suciedad superficial sin atacar ni rayar la laca. Es aconsejable usar una pequeña hidrolavadora, ya que posibilitan adosar champúes con PH neutro, removiendo desde lo más profundo de la superficie, toda suciedad pegada con el tiempo. Después sí se puede ayudar con trapos o cepillos especiales muy blandos, y se finaliza con un buen enjuagado y posterior secado (trapos y aire a presión). Este mismo tipo de tarea se hace con los aros y las llantas, mientras que en los guardafangos se ataca la superficie con agua a presión, para poder aflojar la mugre acumulada en todos los ángulos. Esta zona actualmente está protegida con una pintura especial rústica o con plásticos. Una vez finalizada la tarea es aconsejable encerar la superficie de la pintura, lo que le va a permitir proteger la laca y evitar el pegado de suciedad con facilidad.
La limpieza de cabina consiste en un buen aspirado general, incluyendo alfombras y tapizados, en el caso que sea de tela, posibilitando el quitado de la tierra que se fue depositando. De contar con tapizado de cuero sintético o natural, la limpieza se realiza con productos especiales que remueven la suciedad adherida, y posteriormente se la hidrata para darle plasticidad y brillo. Este último paso extiende la vida útil, evitando el resquebrajamiento del material.
Con el motor, se aconseja no utilizar bajo ningún concepto, agua y menos a presión, sobretodo para evitar inconvenientes con la electrónica. Es preferible la utilización de aire a presión que quita la tierra y después sí podemos usar un paño mojado para limpiar el vano del motor y el interior del capot.
A continuación, y por último, está el lavado de los bajos del auto. Para esta limpieza se debe emplear un sistema hidráulico que eleva el auto hasta los casi dos metros. Esta condición permite circular a la persona por debajo del auto y puede apreciar el estado general del piso. Se utiliza agua a presión y remueve toda la suciedad adherida en la parte plana, en los ángulos y huecos propios de la estructura. Sin lugar a dudas, considero que es la más importante de todas, ya que es la superficie que está más en contacto con los roces del suelo, golpes de piedras u objetos duros, que pueden quitar o alterar la protección superficial. Y si lo analizamos con más detenimiento, vamos a encontrar las zonas más expuestas a que se inicien los procesos de corrosión. De ahí que al no realizar una limpieza periódica de este sector, se pueden acumular pequeños focos de daños que normalmente no se controlan ni se tienen en cuenta.
Todo este comentario, tiene un factor muy importante a considerar: el tipo de clima y el lugar donde vivo. Estos dos factores son indispensables a tener en cuenta, ya que dependiendo del tipo de humedad y la cercanía al mar, más me debo preocupar. Sin duda la sal es una fuente inagotable e imparable de corrosión, ya que ataca en forma despiadada todo tipo de superficie, pese a la protección con que viene de fábrica. Y como si eso fuera poco, todo tipo de movimiento (bisagras de puertas, movimientos universales, etc.) queda muy expuesto si no tiene una adecuada lubricación o engrasado. Yo entiendo que a los que nos gusta realizar este tipo de cuidado de nuestro auto, lo hacemos lo mejor que nos sale invirtiendo un tiempo considerable, pero no podemos hacerlo con la profundidad necesaria, ya que no contamos con los medios y el lugar apropiado.
Entonces es aconsejable dejarle la tarea a gente capacitada para que cada dos o tres lavados superficiales que le realicemos, pidamos que le hagan uno en profundidad, ganando en seguridad y practicidad a largo plazo. Como dije al comienzo, hay muchos detalles que se nos escapan y que por desconocimiento o incapacidad práctica, podemos penalizarle la larga y sana vida a nuestro auto.