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La importancia de la recuperación de los materiales componentes de las baterías eléctricas.
Probablemente en la actualidad y dentro del ambiente de la industria automotriz, uno de los temas destacados y muy importantes que se están debatiendo en el ámbito de la electromoción, es el tema de la recuperación de los diferentes componentes que integran a las baterías eléctricas.

Para los que estamos pendientes de las noticias vinculadas con la constante evolución de esta acelerada industria, un tema que es muy discutido y preocupante a la vez, es el “que se hace” con todas las materias primas constitutivas de los diferentes tipos de baterías una vez que ésta pasan a una situación de radiación de servicio; es decir, que no está apta y en condiciones suficientes y eficientes en su rendimiento para usarse, debido a que perdió un alto porcentaje de retención de energía, disminuyendo en forma progresiva, con el avance del uso y el paso del tiempo, de la entrega de autonomía para circular. Sin dudas este tema es importantísimo y por el momento no es acuciante, pero en unos años probablemente impactará en forma más certera debido a que cada vez hay un mayor número de vehículos con algún tipo de electrificación. Por supuesto que la mayor aflicción pasa por las baterías de los vehículos totalmente eléctricos dado el mayor volumen y cantidad de materiales que se emplean; sin embargo, y en líneas generales, todas las opciones son relevantes dado que la mayor cantidad de baterías en esa situación están representadas por las más pequeñas, dado el alto impacto de utilización en los vehículos híbridos convencionales que circulan desde hace unas décadas.

En consonancia con lo expresado, los vehículos totalmente eléctricos comenzaron a incrementar en números de unidades a nivel global de forma contundente, con una presencia incremental desde hace menos de una década. Por tal razón, se debe hacer hincapié en la necesidad de “ocuparse” de la recuperación de todas las materias primas que pasaron a esa situación de poca eficiencia, y que deben ser tratadas para recuperarse en su mayor porcentaje, y así volver a emplearse; esta tarea concluye cuando el resultado del sobrante irrecuperable quede reducido en una mínima proporción. Así y todo, se debe abarcar la problemática en un 100%, determinando también cual es el fin de lo que queda definitivamente inutilizado en forma permanente. Planteado de esta manera, y analizando el tema en su conjunto, no debemos dejar de destacar que la mayor cantidad de fábricas de baterías eléctricas se concentran en China, lugar geográfico donde soporta el mayor nivel de contaminación al realizar todo el proceso de su industrialización.

Sin dudas, esta situación amerita que se deban tomar decisiones y concretar medidas de alto impacto para morigerar consecuencias. La actitud y respuesta de China tomó trascendencia al saberse que han aprobado recientemente cinco nuevas normas que se suman a las ya existentes, a través de la Administración General de Supervisión del Mercado y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT), elevando a 22 el total de estándares que regulan todo el proceso, abarcando desde los requisitos generales en la provisión de los componentes, la gestión de residuos, los métodos de desmontaje y la detección de energía residual, con una adecuada estandarización y sostenibilidad en los procesos de reciclaje de las baterías en cuestión, con resultados muy satisfactorios, ya que, por ejemplo, han conseguido un elevado porcentaje de recuperación del cobalto en hasta un 99.6%; cifras ligeramente menores consiguieron para el manganeso, el níquel y el litio, donde este último consiguió un 96.5% de recuperación. A simple vista, es un dato más que impresionante pero necesario a los fines de contaminar el medio ambiente lo menos posible.

En perspectiva, China tomó la iniciativa y se auto proclamó líder global en lo que conocemos como “economía circular” para la electro locomoción, incorporando y brindando una gestión eficiente y una adecuada estandarización de procesos, involucrando en el proceso general a las empresas proveedoras de los componentes, haciendo hincapié en la trazabilidad de todos los componentes y en el reciclado de los mismos, con el objetivo central de obtener el máximo de beneficios económicos; estas medidas tienden a repercutir directamente en una menor agresión ambiental, pensando en generar menores efectos a la salud de la sociedad. Después de visiones contrapuestas respecto al nivel de contaminación desde la fabricación del vehículo eléctrico hasta la culminación de su vida útil en comparación con los que tienen motores alternativos (lo que conocemos como la generación de la “huella de carbono”), es para destacar el hecho de ir acotando riesgos y disminuyendo la contaminación para hacer una convivencia más responsable y sostenible para el ser humano.

Considero oportuno mencionarles que los datos que acabo de compartirles, ayudan a despejar considerablemente muchas dudas e incógnitas que siempre estuvieron presentes a la hora de preguntarnos acerca del destino final de las baterías inutilizadas, pero a la vez demostrando que todas las transiciones desde que se implementan tecnologías nuevas, requieren de pasos, revisiones, adecuaciones y mucho tiempo de implementación, pero que finalmente se van corrigiendo errores para alcanzar aquellos objetivos que son indispensables para tener una vida con proyección saludable.



