Hace 19 años Toyota incursionó en el mercado con un producto que si bién no es de consumo masivo como lo es el del segmento B, pero consolidó su vehículo en un mercado que demanda este tipo de camioneta grande, con un estilo funcional pensado en el uso familiar y hasta diría empresarial. Y con el trascurso del tiempo, evolucionó consolidándose en un nicho que es bastante competitivo, sobretodo en el mercado automotor de EEUU. Su porte lo ubica como uno de los vehículos más grande producidos por la marca japonesa, ubicándose entre la exitosa RAV4 y los Land Cruiser. Para empezar a describir sus características, es importante destacar que el estilo general de sus líneas son más suaves donde se puede percibir que es más estilizada, con características que comparte con su hermana menor la RAV4.
En su frente se observa el efecto más destacado de su cambio: la parrilla central superior es el elemento que cambia en todo sentido, ya que sus formas de cuatro caras pasan a lucir seis, abarcando una mayor parte de la trompa, y las ópticas totalmente nuevas de tecnología full LED se enmarcan separadas y más rasgadas. Un poco más abajo, ubicándose en la parte inferior de la parrilla pero lateralmente, encontramos los neblineros, que están cercados con cejas que simulan un “rostro” agresivo. La parrilla inferior abarca casi todo el ancho y su línea superior acompaña el gesto que armoniza el contexto general.
Su lateral también tiene líneas más fluídas. Su superficie acristalada tiene otra terminación posterior, con la tercera ventanilla más bien amplia y la línea inferior es más aguda con tendencia hacia arriba, cuya trayectoria continúa hacia el extremo posterior del alerón superior. Con relación a la tercera generación, la superficie de los paneles están trabajados de forma diferente, ya que ahora nos encontramos con una muy pronunciada línea ascendente inferior que parte desde el comienzo de la primer puerta lateral, y a medida que avanza hacia atrás, va delineando un volumen convexo que aumenta su volumen a medida que se acerca a la manija de apertura de la puerta trasera, y lo hace de una forma muy contundente resaltando sobremanera los hombros de los guardafangos traseros. Este contraste de líneas y curvas, le otorgan un aspecto robusto y ancho en la parte trasera de la camioneta, dejando en su parte trasera un remate con líneas curvas, que definen la inclinación del portón trasero. La armonía se conserva con el adecuado tamaño de los aros y el volumen que ocupan en relación con el formato y tamaño de los pasarruedas.
Su parte posterior presenta un amplio portón de apertura vertical, que luce nuevas ópticas con tecnología LED más alargadas confiriéndole un aspecto de mayor ancho. Vemos un gran alerón posterior que presenta un diseño muy elaborado en lo aerodinámico, permitiendo la separación del flujo de aire con una transición lo menos traumática posible para generar el menor valor de resistencia. Acá también observamos rasgos empleados en la RAV4.
En cuanto al interior, muchos son los cambios que encontramos, percibiendo una calidad superior a la de su antecesor. Desde un volante completo y moderno, pasando por un tablero digital configurable y por una pantalla central táctil de grandes dimensiones, todo está hermanado con un criterio moderno y de buen gusto. Por supuesto, que estamos en presencia de un nuevo frente de salpicadero, pensado en forma de desnivel para albergar en su curvatura central, un dispositivo alargado que sujeta la pantalla y los controles de la climatización, la tecla de balizas y los aireadores, un poco más abajo. Se aprecia un gran trabajo de diseño, que contrasta muy bién con la consola central, en cuanto a su inclinación y disposición de la palanca de cambios.
Por otro lado, la disponibilidad de capacidad interna es excelente, pudiendo trasladar en 3 filas de asientos hasta 7 pasajeros totalmente seguros. Y si hablamos de seguridad, cabe mencionar que viene con el sistema de seguridad denominado como el Toyota Safety Sense 2.0, que viene más completo y reemplaza al de la generación anterior. Ahora cuenta con el control de velocidad crucero adaptativo, advierte al conductor por el cambio de carril asistiendo a la dirección del auto, aviso de colisión frontal y frenado automático de emergencia, detección de cruce de peatones, reconoce las señales, asiste en el mantenimiento del carril y también regula automáticamente las luces largas. Excelente, ya que estamos en el nivel 2 de conducción autónoma.
En cuanto a la planta de poder, al momento se ofrecen 2 variantes. Una es con un motor alternativo de 3.5 litros de cilindrada, V6 denominado D-4S, que entrega 295 CV de potencia con un torque de 356 Nm. Viene hermanada con una transmisión automática con 8 velocidades. Y hay una alternativa híbrida, cuyo motor alternativo de 4 cilindros tiene 2.5 litros con el sistema VVT-iE está acompañado con 2 motores eléctricos que entregan en su conjunto unos 240 CV, pudiendo efectuar la tracción a las 4 ruedas. Las pequeñas baterías compactas del sistema eléctrico van ubicadas por debajo de los asientos traseros, evitando de esta manera quitarle capacidad de carga a la maletera.
En esta oportunidad, Toyota emplea la plataforma de construcción denominada TNGA-K, permitiendo versatilidad a la hora de intercalar con vehículos híbridos, pero también logra mejoras en su rigidez torsional y empleo de materiales más resistentes y livianos. De hecho este tipo de vehículos apunta a un mercado bastante específico, con una tendencia familiar muy marcada y con una exigencia particular “muy” del mercado estadounidense: grande, confortable, robusta y versátil.
Estas características hacen de esta camioneta un medio de transporte muy moderno y tecnológico, que puede atender innumerables actividades diarias tanto en la ciudad como en los viajes largos. Entonces, si hablamos de un Toyota y es versátil, considerando el excelente servicio de post venta que avala la marca como valor agregado, entiendo que sería conveniente considerarla como una opción muy interesante para nuestra toma de decisión, por supuesto dependiendo de nuestro presupuesto.
