Nueva generación del Volkswagen GLI

Por fin llegó el tan ansiado momento en que la empresa germana devela la versión deportiva de su sedán mediano que tiene una gran aceptación y reconocimiento a nivel mundial. Este evento ocurrió recientemente en el Salón del Automóvil de Chicago, donde quedó al descubierto y se pudo observar que no presenta muchas modificaciones estéticas. Para ponerlos al tanto, voy a mencionar brevemente aquellos aspectos estéticos que lo diferencian del anterior. En esta oportunidad aparece el trazo horizontal característico de color rojo dibujado a lo largo de la parrilla frontal, bien prominente y con una elaboración del tipo de panal de abeja con entramado más grande. Cabe recordar que este detalle del listón rojo, es un aspecto distintivo que la marca Volkswagen utiliza desde hace un tiempo para diferenciar dentro de sus productos, a aquellos vehículos que son considerados deportivos, como es el caso del mitológico Golf GTI.

Continuando con su aspecto frontal, su parachoques contiene tomas de aire laterales que están resaltadas por un marco ancho de color negro brillante, otorgándole un aspecto agresivo y más deportivo.

Pasando al análisis de su perfil, se mantiene sin cambios salvo la presentación de unos nuevos aros que tienen un diseño específico para esta versión y que muestra sólo 5 rayos: muy deportivo.

La zaga nos muestra una terminación sobria pero con un toque que resalta su condición: encontramos un pequeño spoiler a lo largo del borde superior de la tapa del baúl, y el parachoques trasero está rematado en su parte inferior con un difusor que se encuentra enmarcado por los dos caños de escape laterales.

Si centramos la atención en el interior, su habitáculo recibe unos pequeños cambios que encajan perfectamente con el sentido de una versión deportiva de serie. Tiene unas butacas deportivas recubiertas en piel, y a la vista se ubican algunos detalles, apliques e iluminación en color rojo. Y para rematar la sensación, nos encontramos con un volante que tiene todo el aspecto deportivo con su base achatada, recubierto en piel con costuras en rojo y un aplique en aluminio que nos recuerda que es un GLI. El resto es compartido con la versión de serie normal.

Donde pensábamos que nos íbamos a encontrar con alguna “sorpresita”, era en la planta de poder. Pero cuenta con el ya reconocido motor gasolinero 2.0 TSI que eroga 230 CV y entrega un torque muy bueno de 357 Nm. Este grupo propulsor va hermanado con una caja automática DSG de doble embrague con 7 marchas: muy rápida en su accionamiento. Un detalle esperado y muy práctico es que ahora cuenta con el dispositivo Start/Stop, que le permite ahorrar combustible evitando consumos innecesarios cuando el auto se encuentra detenido ya sea por el tráfico o esperando la habilitación de un semáforo. Por el momento no hay disponibilidad de una caja manual de 6 marchas.

En el aspecto de desarrollo dinámico, este GLI se diferencia de las Comfortline y Highline que vienen con eje rígido de arrastre, debido a que viene dotado del sistema de suspensión trasera del tipo independiente denominado “Multilink”, permitiéndole al auto un mejor desempeño en absorción de irregularidades como así también en el comportamiento en curvas tomadas con marcada velocidad. Además se adaptó el sistema de suspensión en general configurándolo con un reglaje específico para su condición, asistido con un sistema de freno de mayor rendimiento. Bién por el GLI.

Si hacemos un resumen de lo enunciado, nos encontramos con un auto de serie que viene muy bién equipado, con un motor y caja, suspensión y frenos acordes con las exigencias a las que está adaptado estructural y dinámicamente, generando una simbiosis con el conductor que le gusta disfrutar del manejo agresivo. Por cierto los gustos personales empañan lo conceptual, pero poco hay para achacarle en cara a este sedán que luce muy atractivo.