Si bien el segmento D de vehículos tradicionales tiene un público menos numeroso como lo son los otros segmentos, éste es muy exigente a la hora de comparar para decidirse a adquirir uno. Por supuesto que si los de menor porte ofrecen disponibilidad de mucha tecnología, como mínimo este segmento debe hacer gala de sus atributos y bondades. Para tal fin, la empresa germana presenta un remozado vehículo para mantener la frescura en sus líneas, aportando pocos detalles estéticos de mejora, aunque los realizados le asientan muy bién. Su estilo sobrio y continuista se ve reflejado en este ayornamiento. De serie incorpora ópticas con tecnología led, y neblineros con cambio de forma. Impacta su mirada de frente. El perfil conserva sus rasgos generales, matizando con algunos cambios de aros dependiendo de la versión. Y su vista posterior presenta una nueva ubicación de su logo en la parte vertical del portón trasero, e imperceptiblemente modifica la distribución interna en las ópticas.
Una vez adentro del habitáculo percibimos pocas modificaciones estéticas. Entre ellas se observa la pérdida del tradicional pequeño reloj analógico que se encontraba situado entre los distribuidores de aire centrales del tablero. Su volante de conducción es diferente, más moderno, y se puede apreciar algunos cambios en la utilización de revestimientos. Si bien son detalles, le asienta bién este refresh. Por otro lado, su sistema de multimedia logró una actualización (más veloz) llamada Modular Infotainment Matrix, al igual que su tablero digital denominado Active Info Display. Pero el plato fuerte se realza en la dotación de tecnología incorporada que ya estuvo implementando en sus otros productos, pero adaptadas para este auto insignia.
Por lo tanto, su capacidad de conducción semi-autónoma la logra al incorporar el paquete IQ.Drive: dispone del control de crucero adaptativo y del novedoso sistema llamado “Travel Assist”. Con este paquete logra desempeñarse como un vehículo auto-piloteado: es decir, que entre los 60 y 210 km/h, el ordenador logra “conducir” al vehículo ordenando funciones tales como acelerar, frenar y doblar, dado que toma información de las líneas demarcadas en el asfalto y de las señales de tránsito con las que se va topando a medida que avanza, interconectando información con la que le entrega el navegador del auto, ejecutando estas acciones en tiempo real. Demás está decir que por el momento se necesita supervisión del conductor, pero en cuanto a la asistencia es un avance notable.
Si nos referimos a las opciones mecánicas, siempre debemos aclarar que dependiendo de la región donde se va a comercializar, serán las distintas opciones con las que vamos a poder contar. Aclarado este punto, en el viejo continente ofrecerán motorizaciones gasolineras que van desde el 1.5 TSI con 150 CV hasta el 2.0 TSI de 190 o 272 CV, homologados bajo la normativa Euro VI y el ciclo WLTP. Curiosamente, pese a la política restrictiva para con los motores que utilizan el diesel, incorpora 2 cilindradas: 1.6 de 120 CV, y un 2.0 TDI Evo que erogan 150, 190 y 240 CV. Dependiendo de la potencia y versión, están acoplados a una caja manual de 6 marchas o a una automática DSG de doble embrague y 7 marchas. También ofrecen una variante híbrida que entrega unos 218 CV de potencia en conjunto: para ello dispone de un motor 1.4 TSI de 150 CV hermanado con un motor eléctrico que entrega 115 CV y se alimenta de una batería de 13 Kwh. Su autonomía pasa a ser de unos 55 km en modo completamente eléctrico, pero lleva una caja automática específica de 6 marchas.
En plena evolución y transición de los vehículos híbridos y eléctricos, Volkswagen sigue apostando a motores de combustión interna tanto gasolineros como los diesel, con más tecnología para lograr cumplir con las mayores exigencias de menor contaminación impuestas en el Viejo Continente, pero tomando la posta de los híbridos. Como siempre comentamos, esto recién empieza, y es cuestión de acostumbrarse porque lo que viene es lo no contaminante.
