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La impresionante Toyota Land Cruiser 300.
Después de muchos años de mantener su figura con pequeñas actualizaciones, le llegó la hora a la nueva generación del Toyota Land Cruiser: la 300. La vigencia de la Serie 200 marcó un rumbo consolidado en los todoterrenos, capitalizando números más que interesantes en ventas: superó ampliamente los 10 millones de unidades a nivel mundial.
A pocos meses de ser presentada a nivel mundial, la marca japonesa decidió comenzar su comercialización en algunos mercados de América, lo cual revela el interés por mantener vigente su presencia y deseo de liderazgo en su segmento. De cualquier manera, con el solo hecho de poder contar con este nuevo producto, Toyota nos muestra su interés por mostrarnos su nuevo estilo adoptado en este tipo de vehículos todoterreno. Y no solo lo lleva a cabo con la 300, sino también con la nueva pickup Tundra. La estrategia es clara, ya que su ADN lo conserva como concepto de vehículo, pero lo actualiza con líneas muy modernas y rudas, mucha tecnología, y sobre todo, ostenta un potencial de capacidad off-road a través de su motor V6 diésel biturbo, su caja automática y su completo sistema de tracción con modos de conducción. Resumir la funcionalidad de este vehículo sería muy atrevido, porque el mote de “capaz” significa muchas cosas, y si también ofrecés modernidad, tecnología, robustez en la construcción y la “espalda” de marca por su reconocida confiabilidad del producto, termina siendo un todoterreno muy deseable y competitivo. Esta nueva Land Cruiser está construida en la plataforma global de Toyota adaptada especialmente para las pickups y este tipo de todoterreno: la TNGA-F, permitiendo alcanzar mejores registros de rigidez torsional con el empleo de materiales más resistentes y refuerzos en zonas específicas.
Sus cotas aumentan levemente, registrando 4.98 metros de largo, 1.98 de ancho y 1.94 de alto. En cuanto a su diseño estético, bien podemos decir que conserva las formas tradicionales de ella, pero incorporando unas líneas que le confieren una impresión más agresiva. Tal es el caso de su frontal, que evidentemente llama la atención por su nuevo look. La cosmética fue profunda en este sector, con una parrilla frontal más grande y muy elaborada, con forma octogonal, pero generando volumen tridimensional al moldear los extremos hacia atrás; presenta unas generosas entradas de aire y viene acompañada de ópticas con tecnología full Led cuya firma de luz diurna en forma de “L” presenta una línea que continúa horizontalmente hacia el centro de la parrilla, formando parte de una de las 4 gruesas líneas horizontales que conforman la parrilla; la versión GR-Sport porta una parrilla específica donde se resalta la presencia en las letras en mayúscula de la marca. De perfil las superficies tienen transición más moderada, con las líneas más estilizadas, y resaltando levemente los hombros de ambos guardabarros. En su parte trasera resaltan las nuevas ópticas que son más alargadas y estilizadas, que son de grandes dimensiones para estar acorde con la gran superficie que encontramos en el portón de la cajuela. Ahora tienen tecnología de Led. Ya no se ve ese listón cromado que atraviesa todo el portón, pero luce un gran logo de la marca, y un poco más abajo en letras grandes, van las letras en imprenta que definen el modelo.
Posicionándonos en el habitáculo, vamos a encontrarnos con un gran ambiente que muestra un total rediseño de su interior. Tanto los materiales que son de buena calidad, como los revestimientos y terminaciones en general, aseguran un replanteamiento más ergonómico y moderno. En esta oportunidad Toyota dotó tecnología que no estaba presente, poniendo a disposición del conductor lo necesario para hacer más placentero el viaje, pero sobre todo mucho más seguro. Frente a él, encuentra un moderno volante de dirección con comandos para activar funciones de las dos pantallas digitales; el tablero de instrumentos aloja los relojes analógicos de velocímetro y cuenta revoluciones, ubicando entre ellos un display a color donde puede ir ajustando diferentes parámetros. La pantalla digital central de 12.3 pulgadas destinada para uso del infoentretenimiento, es la encargada de procesar las diferentes opciones que ofrece su procesador actualizado. Y si algo hay para resaltar, es que los comandos de las diferentes funciones son activadas o adaptadas mediante perillas o comandos táctiles, y se encuentran presentadas inmediatamente por debajo de la pantalla central y en diferentes alturas a lo largo de la ancha consola central: muy acertada solución en estos tiempos, donde algunos fabricantes quieren que todo se “gobierne o modifique” mediante el accionamiento táctil de la gran pantalla digital central: de esta manera se evita distracciones del conductor para ir buscando las alternativas que ofrece el software en el gran abanico de soluciones que necesita el vehículo mientras va conduciendo; como contrapartida, Toyota ofrece cambiar funciones o adaptarlas mediante contactos manuales que no requieren de tanta atención, apelando a la memoria y a la costumbre de buscar con los dedos de la mano la perilla o tecla necesaria para interactuar con la función a gestionar.
Es obvio que el resultado de este comentario redunda en seguridad, premisa indispensable a la hora de conducir concentrado evitando distracciones visuales. El equipo de audio lleva la firma de JBL con 14 parlantes, los suficientes para cubrir toda la cabina. La climatización ofrece una sectorización de 4 zonas, atendiendo diferentes necesidades de los pasajeros ubicados en las filas de asientos. El conductor dispone de información necesaria y adecuada para la conducción gracias a la disponibilidad de un head-up display. En cuanto a la seguridad del vehículo, cuenta con el Toyota Safety Sense 2.5 de última generación, un paquete de cámaras que generan visión 360° y una ubicada por debajo de la camioneta que brinda visión muy útil para el off-road en su parte delantera, cuando se complica mucho el tránsito por obstáculos. Cuenta con 12 bolsas de airbags, control de ascenso y descenso, frenado automático y cámara de reconocimiento de peatones y ciclistas entre varias funciones. Muy completo.
Se cuenta con 2 versiones: la tradicional versión VX y la GR-Sport, de concepción más actual. Ésta viene con un sistema de suspensión dinámica de gestión electrónica (E-KDSS) que controla en forma automática la liberación parcial y el bloqueo de ambas barras estabilizadoras de forma independiente, optimizando el contacto de los neumáticos con el terreno en circunstancias comprometidas. Respecto a la planta motriz, viene con una solo opción: un nuevo motor V6 diésel de 3.3 litros de cilindrada asistido con 2 turbos que entrega 304 CV a las 4.000 rpm, y dispone de un poderoso torque de 700 Nm desde las 1.600 hasta las 2.600 rpm. Este motor viene acoplado a una caja automática de 10 marchas, que se asocia con un sistema de tracción a las 4 ruedas en forma permanente, con caja reductora, bloqueo de diferenciales, selector de elección de terrenos y 6 modos de conducción. Toyota incorpora, como ocurre en este caso, el sistema denominado Crawl Control, utilizado en “algunos” vehículos de tracción 4×4, cuya función es gestionar de manera automática el acelerador y el freno en situaciones muy complicadas, como puede ser el caso cuando se encaja el vehículo en arena, gestionado la tracción en cada rueda y asistiéndolas en función de la capacidad de tracción cuando detecta precisamente patinamiento en una de ellas. Aunque resulte obvio mencionarlo, es literalmente imposible no salir de circunstancias muy extremas y comprometidas.
A modo de cierre, quiero decirles que este Land Cruiser 300 es un verdadero todo terreno que llega remozado para complacer a aquellos que necesitan disponer y/o disfrutar de verdaderas capacidades off-road; pero claro, se debe contar con una buena billetera y en todo caso, esa es una limitación importante que se debe sortear.