Razones que se deben considerar en la toma de decisión para la compra de un vehículo híbrido enchufable.

En primera instancia, deseo explicar brevemente que este tipo de tecnología los ubica en una posición intermedia entre los vehículos que son puramente híbridos y no requieren de recarga de energía ya que la misma se realiza con el funcionamiento del motor de combustión interna y mediante la carga regenerativa al dejar deslizar el auto sin propulsión o al frenar; y los que son totalmente eléctricos, y que su utilización depende pura y exclusivamente de la recarga externa, en sus diferentes variantes de capacidad de potencia. Y precisamente en un camino intermedio entre ambas opciones, encontramos los híbridos enchufables dado que dispone de una capacidad real de conducción totalmente eléctrica con una autonomía que normalmente supera los 40 kilómetros, y se pueden encontrar opciones que alcanzan valores ligeramente inferiores a los 100 kilómetros: esto es así debido a que se incrementa la capacidad de batería (es más grande) y por lógica aumenta el volumen y peso de la misma. Agotada esa capacidad, la locomoción recae en la responsabilidad del motor de combustión interna. Ahora bién, mi deseo durante el desarrollo de la nota, aspira a que queden aclarados algunos aspectos que diferencian esta opción de las conocidas en mayor medida.

Los vehículos híbridos enchufables tienen una batería que dispone de una capacidad que en general es superior en 9 veces o más, a la que lleva un vehículo híbrido convencional. Esta capacidad obviamente se traduce en un mayor peso para el vehículo, ya que la batería es considerablemente más grande y pesada. Si bien no es una relación lineal, los valores aumentan considerablemente, trasladando por lógica esta consideración a un mayor peso bruto del auto. También es cierto, que a la hora de funcionar el motor alternativo, éste deberá absorber este mayor peso. Pero debo resaltar que en general todas estas alternativas que utilizan la tecnología híbrida o eléctrica, tienen una mayor eficacia en función del uso diario citadino. Sintetizando brevemente estas diferentes variantes, el auto híbrido convencional va a tener un desempeño muy bueno con consumos exiguos de combustible en el tráfico citadino. Y si salimos a la ruta, los promedios serán un poco menores a los conocidos por los autos convencionales. Mientras que si me refiero a los híbridos enchufables, acá debemos considerar como fortaleza del sistema, que al disponer de una batería con una capacidad que en cualquiera de los casos supere los 40 o 45 kilómetros para circular en modo totalmente eléctrico, seguramente le permitirá realizar a un usuario tipo los recorridos diarios necesarios en esa modalidad, pudiendo disponer de la locomoción con combustible en el caso de exceder los  recorridos promedios.

Ustedes se preguntarán y seguramente lo van a entender, que esta variante enchufable tiene la gran posibilidad de recuperar diariamente todo su potencial eléctrico con cargas en su domicilio, o parcialmente en alguna toma externa que al estacionar en su oficina o lugar de reposto, le permita incrementar su nivel de autonomía con tan sólo un par de horas a baja potencia. Y es con este argumento, que si mi movilidad se circunscribe durante la semana a movimientos que están cubiertos por la autonomía que me entrega la batería, es totalmente justificable la decisión de compra, independientemente del mayor costo inicial que ello conlleva en el momento de la adquisición, pero con un costo de funcionamiento mucho menor ya que sólo necesitaría casi exclusivamente energía eléctrica. Por otro lado, si necesito salir a la ruta y realizar un recorrido largo, voy a disponer adicionalmente del uso del motor alternativo. Como contracara de todo lo expuesto, si menciono al vehículo totalmente eléctrico, no hace falta aclarar que la única posibilidad de su utilización es a través de la recarga de la gran batería que dispone normalmente alojada en el piso del mismo, pero sin la posibilidad de contar con la alternativa que mencioné antes, convirtiéndose en la alternativa más onerosa al momento de la adquisición, pero con el menor costo operativo real. Es quizás el momento en que uno debe replantearse cuál es la decisión más acertada a la hora de la compra, en función de las posibilidades económicas, de la utilización diaria y de la toma de conciencia de polucionar menos en función de las capacidades logísticas de aprovisionar de recarga eléctrica de las baterías. Pero quiero puntualizar algunos beneficios que vienen de la mano con la adquisición de un vehículo del tipo híbrido enchufable, que es el motivo central que nos reúne: dentro de los aspectos relevantes que deseo destacar, figura la autonomía que entrega en modo eléctrico, y que esta capacidad debe ser aprovechada al poder recargar diariamente la batería con la inversión de pocas horas en el domicilio particular utilizando normalmente la pasividad nocturna, o la recuperación de un porcentaje de la capacidad en un reposto temporario que posibilita esta función (llámese cochera, estacionamiento o lugar habilitado donde se trabaja o donde se efectúan compras).

Una ventaja que pocos remarcan, es la posibilidad de disfrutar de un manejo citadino sin ruidos ni vibraciones que generan los motores alternativos, pese a que su refinamiento es elevado. Esta posibilidad que entrega el modo eléctrico al 100%, mejora sustancialmente la posibilidad de no polucionar. Así como mencioné anteriormente que en función de la capacidad de la batería se obtiene una mayor posibilidad de funcionar en modo eléctrico, también es cierto que cuando el fabricante se refiere a que el consumo promedio de combustible logra registros muy exiguos, esto es parcialmente aplicable, ya que esos valores normalmente se refieren al recorrido de los primeros 100 kilómetros, donde casi la mitad del recorrido o en mayor porcentaje dada la capacidad de la batería, se aplica el modo totalmente eléctrico; pero a medida que se incrementa el recorrido gracias al uso de combustible fósil disponible en el tanque y al no recargar la batería (ejemplo claro cuando salgo a la ruta), los registros aumentan conforme a la utilización en forma casi exclusiva del combustible: deducción lógica. De cualquier manera, la capacidad eléctrica que entrega en promedio este tipo de vehículo, nos permite circular diariamente en el ámbito citadino sin utilizar combustible, conduciendo en forma relajada sin ruidos propios de un motor alternativo pero con una fluidez y reacción propia de un vehículo eléctrico, motivo por el cuál los fabricantes hacen fuerte su fundamento a la hora de ofrecer un auto que favorece la no polución citadina, haciendo hincapié en que no se necesita una infraestructura logística tan complicada y demandante como sí lo necesitan las unidades que son totalmente eléctricas. En líneas generales, se puede argüir que se ofrecen beneficios de dos mundos diferentes: el eléctrico y el de propulsión convencional. Para cerrar esta nota, quiero enfatizar las virtudes que ya enuncié antes, motivo por el cual creo que es una alternativa razonable mientras circulamos en esta transición donde los avances tecnológicos y la evolución en el desarrollo de tecnologías aplicables a la construcción de baterías eléctricas, representan una alternativa eficaz, por lo cual considero que los vehículos híbridos enchufables son una opción totalmente válida.