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La iluminación del auto.

Nuestros autos están dotados de un sistema lumínico que nos permite identificar nuestra presencia en el tráfico y ver con proyección el sendero de nuestro camino.

Para poder interpretar la importancia que tiene la iluminación en nuestro auto, debemos ponernos en la posición de la persona que viene conduciendo un auto en medio del tráfico. Éste puede ser citadino o en ruta abierta. Y en cualquiera de las dos situaciones, es primordial tener la certeza que la visión le va a permitir detectar con el tiempo necesario la presencia de un obstáculo. Y de hecho la reacción del conductor va a estar ligada directamente con los reflejos que cuenta y con el alumbramiento que genera su auto. Pero cuando me refiero a un obstáculo, involucro las distintas situaciones a las que se pueden presentar: cruce de un animal suelto, cruce de algún peatón, una bicicleta, un ciclomotor o un vehículo (con o sin iluminación propia portante). Podrán resolver en un instante la gravedad de la situación en función de la iluminación propia generada por nuestro vehículo, de la velocidad y la distancia que lo separa del objeto (iluminado o no), como así también de la visibilidad propia del ambiente y de la iluminación generada o no por el objeto en cuestión.

Y ustedes se preguntarán a qué viene todo este planteamiento. Y es aquí donde quiero hacer hincapié. Todas las posibilidades que enuncié arriba, dependen fundamentalmente de la posibilidad de identificar lo más rápido posible ante qué tipo de riesgo me encuentro. Como se darán cuenta, la identificación con la mayor antelación posible es necesaria. Y el mejor aporte que podemos mencionar es el de poder detectar con tiempo el objeto gracias a una adecuada iluminación de proyección propia, y otra de iluminación generada por el objeto de encuentro, más allá de la visibilidad propia del ambiente. Entonces, dejamos por sentado de la necesidad de contar con la iluminación adecuada para poder ver como así también para que nos puedan detectar. Tenemos acá dos aspectos a resaltar: la iluminación propia delantera y la trasera.

Para explayarnos un poco en este tema, podemos mencionar que los fabricantes de vehículos han ido desarrollando en el tiempo junto con los autopartistas, los sistemas lumínicos con el uso de alta tecnología. Y la aplican en los modelos en función de los costos que desea pagar el usuario. Con relación a las luces delanteras, la óptica cuenta con luces de posición, intermitentes, diurnas, de cruce y de carretera. A la fecha existen cuatro diferentes tipos de tecnología empleadas: halógenas, de xenón, de led y láser. Las primeras son las de uso común y vienen instaladas en todos los autos de entrada de gama. Son bombillas con filamentos incandescentes, intercambiables, de bajo costo y con una vida útil promedio menor a las 500 horas de uso.

Las de xenón funcionan al generarse un arco voltaico entre dos electrodos, ubicados dentro de una ampolla llena de gas xenón a una determinada presión. Este entorno ante el arco voltaico genera luz. De ahí el nombre con que se las sabe citar: “luces de descarga de gas”. Acá el costo es bastante más elevado, pero tienen una duración promedio de unas 3.000 horas de uso. Otra ventaja es que su consumo eléctrico es menor al de las halógenas y su potencia lumínica llega al triple de la que proporciona la halógena. Los reemplazos de ampollas deben ser operados por especialistas. Los fabricantes las ofrecen en gamas de autos más caros.

Las luces led están basadas en la unión de muchos diodos de luz de tamaño muy pequeño. Esta tecnología reporta un peso muy bajo, una posibilidad de construcción con la forma que uno desee o necesite, el consumo energético es reducido y su vida útil promedio ronda las 10.000 horas. Tienen la virtud de entregar su máxima capacidad lumínica de forma casi instantánea. Su utilización inicial se vinculó a las ópticas traseras, en luces de posición, de freno e intermitentes. Luego se aplicó en las delanteras, y se amplió su uso con una tecnología aplicada en los autos de alta gama: las luces largas adaptativas, donde al momento de manejar en carretera con las luces altas y aparece un auto en sentido contrario, lo detecta automáticamente y en cuestión de una fracción de segundo dejará de iluminar exclusivamente la zona por donde circula el auto de circulación contraria, con el objeto de no encandilar a su conductor. Este sistema adaptativo también se lo puede encontrar con las luces de xenón. Otra variante de asistente un tanto más sencillo, tanto en xenón como en los de led, es el que cambia automáticamente de luces altas a bajas como lo haría un conductor.

Por último, la luz láser es la última evolución lumínica en la industria automotríz. Se la aplica en modelos exclusivos, permitiendo diseñar faros de coches de tamaños reducidos y exclusivos. Su potencia y alcance es elevada (unos 600 metros), a tal punto que duplica el de led. Su consumo eléctrico es casi un 30% menor al de led y la durabilidad mayor aún. Si bién la visión humana en la oscuridad alcanza unos 300 metros con definición de contornos, la luz de led alcanza para cubrir esas distancias. Un detalle, y no menor, es aseverar que este último sistema no resulta peligrosa para la salud de la visión humana.

Como se puede apreciar, la evolución en la tecnología aporta muchos beneficios prácticos, aunque van en contra de nuestros bolsillos, pero es muy interesante saber que puede estar al alcance de nuestras posibilidades redundando en beneficios de la seguridad vial y confianza en el manejo.

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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