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Cuidados del turbocompresor.

Debemos tomar conciencia que los turbos necesitan de algunos cuidados para prolongar su vida útil.

El empleo de turbocompresores en los motores de nuestros autos, obliga al propietario a prestar atención en su utilización. Es importante destacar que es un componente de estructura muy robusta, ya que desde los materiales con los que se los construye, el tratamiento térmico que reciben éstos, y el tipo de construcción, permiten obtener un elemento muy confiable y duradero. Pero tiene una particularidad que le juega en contra: la fragilidad. Quizás este aspecto es el más comprometedor. Para que nos demos cuenta de la calidad con la que deben construirse, es necesario mencionar que tanto la turbina como el compresor, giran solidarios a unas 150.000 RPM (revoluciones por minuto), y en algunos casos especiales pueden llegar hasta las 200.000 RPM.

Demás está decir de la precisión y calidad necesarias para su construcción. Pero también tengamos claro que todo el conjunto está sometido a muy altas temperaturas, que van desde unos 800°C en la zona de la turbina, hasta unos 200°C en la zona del compresor. Por lo expresado se desprende la necesidad de una excelente lubricación y refrigeración del conjunto, sobretodo de la zona de la turbina. Bueno, en la práctica podemos asegurar que la mayoría de las averías son como consecuencia de fallas en la lubricación, debido a que la calidad del lubricante es defectuosa, o por exceso o falta de lubricante. Otro causal es el carbón residual de la combustión que se va depositando en el turbo, generando un progresivo taponamiento y limitación en su funcionamiento. Pero además, nuestro comportamiento al volante hace lo suyo: si somos uno de esos conductores que al arrancar en frío aceleramos en vacío y no permitimos que el motor tome temperatura de trabajo en forma progresiva, les comento que estamos generando futuras averías por falta de lubricación en el arranque. Al igual que si venimos conduciendo a un régimen elevado y sin esperar que el turbo se refrigere después de unos 30 segundos en ralentí, seguramente vamos a padecer inconvenientes muy costosos.

En resumen, todos estos consejos ayudan a extender su vida útil. Ustedes se preguntarán “cuál es su vida útil”. Los fabricantes aseguran que con un uso normal y precavido pueden recorrer unos 250.000 kilómetros sin inconvenientes, efectuando un mantenimiento preventivo establecido por él. Una vez detalladas las causales de averías, podemos ilustrarnos citando cuáles son los elementos internos por los que se puede malograr el turbo. Empecemos citando el eje solidario del turbocompresor, el cual gira sobre unos casquillos o bujes herméticos que le permiten flotar sobre aceite inyectado a presión. Éstos pueden ir perdiendo hermeticidad, y al ir filtrándose aceite en la admisión del motor, va a generar un excesivo consumo de aceite y la aparición de humo azul en el tubo de escape. El uso de rodamientos en lugar de casquillos es inviable ya que no podrían soportar la fuerza de trabajo. Cuando se produce un desgaste del eje como consecuencia del rozamiento, los extremos de las palas (o álabes) comienzan a tocar contra las paredes de la carcasa, desgastando el material hasta quebrar los extremos de las palas. En esta situación, se produce un ingreso de fragmentos a las cámaras de combustión generando daños. Esta anomalía la podemos percibir cuando escuchamos ruidos anormales de fricción en el turbo.

Otro inconveniente bastante común en los motores diesel, es el atascamiento del sistema de variabilidad de ángulos de los álabes de geometría variable como consecuencia del exceso de la carbonilla depositada en el turbo. En este caso se puede perder el control de la presión de soplado del motor. Un sistema de seguridad nos alerta del fallo del motor mediante una luz testigo en el tablero del conductor, y pasa el motor a modo de emergencia. La válvula de control de presión del turbo llamada “wastegate”, tiene una membrana interna que en el caso de perforarse, genera la apertura de la válvula y una presión irregular de soplado. También el motor pasa a modo de emergencia, lo que limita sus prestaciones. Y por último, mencionar una fuga de presión por los manguitos y abrazaderas que se aflojan o se agrietan por el cambio constante de presión y contacto con el lubricante, aparte del envejecimiento por el paso del tiempo. La consecuencia es la pérdida de potencia y una generación de silbidos audibles más graves de lo normal.

A modo de resumen, podemos enumerar consideraciones fundamentales para prevenir averías: tener sumo cuidado con la temperatura de operación del turbo, tanto para empezar a usarlo como cuando se detiene el motor; controlar el nivel y utilizar el aceite indicado o de mayor calidad; cambiar el filtro de aire, limpiando su contenedor y evitando el ingreso de suciedad al turbo; y chequear el estado de los manguitos de refrigeración. Parecen muchas cosas, pero mucho tiene que ver con el mantenimiento preventivo, en el que siempre centro mi atención y evito futuros dolores de cabeza.

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Alberto Mario Kuchen

Apasionado por los autos. Familiarmente vinculado a este maravilloso mundo y al de las carreras de autos: mi padre que corrió en la década de los años 60 con el seudónimo de Sandokán. Como Ingeniero Mecánico Aeronáutico, la tecnología en pos de la seguridad y la mejora continua, siempre llamó mi atención. Mi compromiso con ustedes para compartir e investigar en todo lo que viene.

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